Líbano se encuentra en una encrucijada peligrosa mientras enfrenta la amenaza de una invasión terrestre de Israel. Tras semanas de ataques aéreos incesantes, el temor se ha apoderado de los ciudadanos, quienes temen que esta escalada de violencia sea solo el comienzo de algo mucho más grande.
“El país está perdido”, escribió un amigo libanés, reflejando el sentimiento generalizado de incertidumbre y desesperanza que reina en el país. Con la economía en caída libre y la inestabilidad política, Líbano se encuentra en una situación precaria, luchando por recuperarse de crisis sucesivas.
La poderosa milicia de Hezbolá, considerada una organización terrorista por Occidente, se ha visto debilitada por los ataques israelíes, pero aún mantiene un fuerte apoyo popular en el país. Su líder, Hassan Nasrallah, ha prometido resistir cualquier invasión, lo que aviva los temores de una prolongada y sangrienta batalla.
“Solo nos queda esperar lo mejor”, dijo un residente de Beirut, mientras la capital y otras ciudades se preparan para lo peor. Con un millón de personas ya desplazadas y un saldo de víctimas en aumento, Líbano se enfrenta a una crisis humanitaria de proporciones devastadoras.
¿Podrá este pequeño país del Mediterráneo sobrevivir a la tormenta que se avecina? Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: Líbano se encuentra al borde del abismo, y su futuro nunca ha sido tan incierto.
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