Miles de indígenas avanzan hacia Lima en repudio a Dina Boluarte

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▲ Cientos de aymaras de la ciudad de Ilave, en la región sureña de Puno, fronteriza con Bolivia, se preparan para salir rumbo a Lima con el fin de exigir la renuncia de la presidenta Dina Boluarte. Foto Afp

Afp, Sputnik, europa Press y Página/12

Periódico La Jornada

Miércoles 18 de enero de 2023, p. 21

Lima. Miles de indígenas, en su mayoría de zonas del sur de Perú, continuaron ayer su marcha hacia Lima, donde comenzaron a llegar otras caravanas para sumarse a quienes en la emblemática plaza San Martín exigieron una vez más la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el cierre de Congreso, la convocatoria a una Asamblea Constituyente y la liberación del destituido mandatario Pedro Castillo.

Entre aplausos y cánticos, los manifestantes recibieron a delegaciones de las regiones de Apurímac, Puno, Cusco y Ayacucho que llegaron anoche a la capital para incrementar la presión sobre el gobierno de Boluarte.

Horas antes, la policía intentó dispersar a la multitud con gas lacrimógeno, pero los ciudadanos siguieron su marcha hacia el centro de la capital.

El cerco a los movimientos sociales y espacios culturales continuó. La Asamblea Nacional de los Pueblos denunció en Facebook que la policía intervino el local del Sindicato de Trabajadores Telefónicos, justo cuando realizaban una asamblea por el paro nacional convocado para mañana.

Ciudadanos tuitearon que el bar La Toscana, donde se iban a presentar Marvelia María Consilla y Walter Humala en un concierto con canciones de Ayacucho, fue allanado por fuerzas de seguridad, lo que obligó a cancelar el espectáculo.

Tras un viaje de 40 horas, unos 400 campesinos de la ciudad de Andahuaylas, en la región sureña de Apurímac, llegaron en la madrugada a la capital en camiones y se concentraron en la plaza Manco Cápac para en la noche desplazarse a la de San Martín.

Bloquean a manifestantes

Su caravana fue bloqueada antier en el kilómetro 31 de la carretera Libertadores-Huari, en el distrito de Humay, provincia de Pisco, por la policía, que los mantuvo detenidos hasta la medianoche.

Desde Cusco, cientos de campesinos en camiones partieron ayer hacia la capital, distante a mil 100 kilómetros. La población se reunió para despedirlos y desearles que regresaran con vida, según videos que circularon en redes sociales.

Pobladores de las provincias de Acomayo, Chumbivilcas, Canchis, Paruro, Quispicanchi y universitarios se embarcaron provistos de alimentos, leña, agua, ollas, entre otros enseres que recaudaron de donaciones, informó el diario La República en su portal.

Cientos de indígenas aymaras se movilizan en varios autobuses desde la ciudad de Ilave, en la región sureña de Puno, fronteriza con Bolivia.

Estoy emocionado con el viaje a Lima porque la lucha continúa, iremos todos los hermanos de sangre aymara a la lucha , declaró a la agencia de noticias Afp Julio César Ramos antes de embarcarse en un camión rumbo a la capital.

Desde la Plaza de Armas de la ciudad de Juliaca, en Puno, delegaciones de las provincias de San Román, Azángaro, universitarios viajaron a la capital en aproximadamente 20 vehículos, indicó en Twitter el periódico digital Wayka.

Los estudiantes de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno y la Universidad Nacional de Juliaca también se encaminaron a Lima, detalló La República.

El conflicto estalló tras la destitución del ex mandatario y maestro rural Pedro Castillo, luego de que intentó disolver el Congreso el pasado 7 de diciembre.

Las protestas, que dejan al menos 50 muertos y 600 heridos en cinco semanas, según datos de la Defensoría del Pueblo, se reanudaron el 4 de enero después de una tregua por las fiestas de fin de año.

En el contexto del paro se realizará la marcha de Los Cuatro Suyos, en referencia a la división política del imperio incaico (1200-1533) en cuatro jurisdicciones llamadas Suyos.

El mismo nombre se usó en 2000 para una de las más nutridas protestas contra el ahora encarcelado ex presidente Alberto Fujimori, quien gobernaba entonces tras una cuestionada relección y huyó del país ese año en medio de escándalos de corrupción.