Contra todo pronóstico, la economía estadounidense se niega a desacelerarse. Mientras los inversores esperaban una caída en el empleo y el crecimiento, los últimos datos han consolidado una imagen de fortaleza.
La nómina no agrícola de diciembre registró un avance de 256,000 plazas, muy por encima de lo anticipado. Además, la tasa de desempleo se situó en 4.1%, menor a lo estimado. Los sectores de comercio minorista, hospitalidad y esparcimiento lideraron los mayores incrementos.
Los índices de gestión y abastecimiento (ISM) también recuperan terreno, tanto en la parte manufacturera como de servicios. Sin embargo, la inflación subyacente se mantiene estancada en 3.3%, alejada del objetivo de la Reserva Federal (Fed).
Las expectativas de inflación se han vuelto a elevar, con el diferencial entre las tasas de bonos reales y nominales alcanzando su nivel máximo en dos años. Factores como la fortaleza económica, las políticas del nuevo gobierno y el elevado déficit fiscal contribuyen a este escenario.
Ante este panorama, las expectativas de recortes en las tasas de interés por parte de la Fed se desvanecen. Los mercados de futuros ahora solo prevén un recorte durante todo el 2023, y algunos incluso sugieren la posibilidad de nuevas alzas.
Como consecuencia, las tasas a largo plazo en Estados Unidos han experimentado un sólido repunte, con la tasa del bono del Tesoro a 10 años acercándose al 5%. Este escenario no beneficia a los mercados bursátiles ni al mundo fuera de Estados Unidos.
Mantente atento a los próximos datos de inflación y a las decisiones de la Fed. ¡La sorprendente fortaleza de la economía estadounidense podría dar un giro inesperado a los mercados!
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