LIMA, Perú — Fue un día en el que gran parte de Perú estuvo concentrado en el Congreso, donde se planeaba una votación de vacancia contra el presidente por cargos de corrupción.
Pero poco antes del mediodía, el mandatario peruano se dirigió al país en un sorpresivo discurso televisado. Durante su alocución anunció la disolución del Congreso y la instalación de un gobierno de emergencia, lo que causó el asombro de los líderes de todo el espectro político, incluidos sus propios aliados, al intentar ejecutar lo que fue ampliamente condenado como un intento de golpe de Estado con el fin de aferrarse al poder.
Los funcionarios del gobierno renunciaron en masa. El máximo tribunal declaró inconstitucional la medida. Y las fuerzas armadas del país y la policía nacional emitieron un comunicado conjunto en el que sugirieron que no lo apoyarían.
Al final del día, Pedro Castillo, de 53 años, fue destituido del poder y estaba bajo arresto. Su vicepresidenta fue juramentada como presidenta y se convirtió en la primera mujer en liderar al Perú.