Culiacán, la capital de Sinaloa, se ha convertido en un campo de batalla, donde la violencia parece no tener límites. En un ataque sin precedentes, las instalaciones del prestigioso periódico El Debate fueron blanco de una lluvia de balas, dejando a la comunidad periodística local en estado de shock.
Según testigos, un grupo de hombres armados abrió fuego contra la fachada del edificio, disparando al menos 12 veces. Afortunadamente, no se reportaron heridos, pero varios vehículos en las cercanías resultaron dañados. Este atentado se enmarca en una serie de hechos violentos que han sacudido la ciudad en las últimas horas.
“Fue un momento de terror puro”, relata uno de los periodistas de El Debate. “Escuchamos los disparos y no sabíamos si íbamos a salir con vida. Esto es un ataque directo a la libertad de prensa y no podemos permitirlo”.
Más allá del ataque a la sede del periódico, la violencia se ha extendido a otras zonas de Culiacán. Se han reportado enfrentamientos entre civiles armados, bloqueos de carreteras y quema de vehículos, lo que ha generado un clima de pánico entre la población.
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, ha intentado calmar los ánimos, asegurando que la situación está “bajo control” y que los incidentes se han registrado en áreas rurales fuera de la capital. Sin embargo, la realidad es que la violencia ha alcanzado puntos neurálgicos de la ciudad, poniendo en jaque la seguridad de los ciudadanos.
Ante este escenario, la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) ha tomado la decisión de suspender las clases presenciales y pasar a la modalidad virtual, priorizando la seguridad de su comunidad estudiantil.
“Estamos viviendo momentos de gran incertidumbre y preocupación”, comenta un estudiante de la UAS. “Nunca imaginamos que nuestra ciudad se convertiría en un campo de batalla. Ahora, lo único que deseamos es que la paz y la tranquilidad regresen a Culiacán”.
Mientras las autoridades intentan restablecer el orden, los periodistas de El Debate y otros medios locales se mantienen firmes en su labor de informar, a pesar del riesgo que enfrentan. Su compromiso con la verdad y la transparencia es un faro de esperanza en medio de la oscuridad que envuelve a Culiacán.
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