En una entrevista candente, el expresidente Trump se negó a responder directamente cuando se le preguntó si se arrepentía de los eventos del 6 de enero en el Capitolio de Estados Unidos. En su lugar, desvió la atención hacia temas como la inmigración y las protestas de Minneapolis, evitando asumir responsabilidad por el violento asalto a la sede del gobierno.
La vicepresidenta Kamala Harris, quien estuvo presente en el Capitolio ese día, condenó enérgicamente los actos de Trump, acusándolo de incitar a una “turba violenta” que dejó heridos a 140 agentes de seguridad. Pero Trump se mantuvo a la defensiva, culpando a la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, por no aceptar supuestamente la ayuda federal que él ofreció.
A pesar de las repetidas preguntas del moderador, Trump se negó a admitir cualquier responsabilidad o arrepentimiento por los eventos del 6 de enero, optando por desviar la atención y lanzar acusaciones contra sus oponentes políticos. Su evasiva y defensiva respuesta solo sirvió para alimentar aún más la controversia que rodea a este oscuro capítulo de la historia estadounidense.