La Ciudad de México se enfrenta a una crisis de seguridad sin precedentes, con una ola de violencia que parece imparable. Ante este panorama desolador, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, ha propuesto una solución audaz: la creación de una “supersecretaría” de seguridad que concentre todos los poderes de investigación y acción.
Sin embargo, esta iniciativa enfrenta importantes desafíos. Por un lado, la relación tensa entre Sheinbaum y el fiscal general, Alejandro Gertz Manero, podría generar conflictos internos que obstaculicen la efectividad de la nueva estructura. Además, el empoderamiento del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, podría provocar una descoordinación con las Fuerzas Armadas, que han sido las más efectivas en el terreno.
La presidenta ha apostado todo a García Harfuch, dotándolo de un poder que no tienen ni el secretario de la Defensa ni el de Marina. Sin embargo, esta estrategia podría ser peligrosa si no logra resultados concretos a corto plazo. La negación de Sheinbaum ante la realidad de la violencia no hace más que agravar el problema.
En este escenario, la creación de la “supersecretaría” se perfila como un intento desesperado por recuperar el control de la situación. Pero el éxito de esta iniciativa dependerá de la capacidad de Sheinbaum para superar las tensiones internas y coordinar eficazmente a todos los actores involucrados en la seguridad de la capital.
¿Podrá la nueva “supersecretaría” frenar la ola de violencia que azota a la Ciudad de México? Solo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, los ciudadanos esperan con ansiedad que las autoridades logren restablecer la paz y la tranquilidad en las calles.
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