SpaceX completó la semana pasada su primer vuelo turístico a la órbita baja terrestre. Los tripulantes de la misión Inspiration4 estuvieron tres días dándole vueltas a la Tierra mientras disfrutaban de las impresionantes vistas de la nueva cúpula de vidrio de la nave Crew Dragon. Todo salió perfecto, exceptuando un fallo de un sensor de temperatura redundante en un motor Draco que tuvo que ser desactivado y un problema con el inodoro de la nave.
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Ir al baño en el espacio puede ser una experiencia desagradable, y SpaceX no es ajena a esa realidad. Para que los tripulantes de la Crew Dragon puedan hacer sus necesidades en condiciones de microgravedad, la pequeña nave cuenta con un sistema de gestión de desechos que básicamente succiona los excrementos a medida que el usuario los va excretando.
Algo pasó con este “inodoro espacial” durante la misión Inspiration4. En una conferencia de prensa tras el amerizaje de la nave el domingo, un ejecutivo de SpaceX dijo que habían tenido “un problema con un ventilador que forma parte del sistema de gestión de desechos”, pero habían conseguido “implementar una solución” durante el vuelo que habría evitado un “problema real”.
Elon Musk añadió al día siguiente que “definitivamente” necesitarán “inodoros mejorados” para el próximo vuelo, ya que tuvieron “algunos desafíos” en este.
Aunque nadie da detalles sobre lo ocurrido, un ventilador de succión defectuoso podría haber dado lugar a olores desagradables, o algo peor. Los lectores de Gizmodo recordarán que los astronautas de la misión Apolo 10 tuvieron que lidiar con un zurullo flotante cuando volvían de orbitar la Luna.
En la Estación Espacial Internacional, el panorama no es muy distinto. El inodoro del módulo estadounidense tiene su propio historial de fallos, incluida una filtración de siete litros de agua en 2019. El problema está tan lejos de resolverse que, el año pasado, la NASA lanzó un concurso público para diseñar los inodoros de las futuras estaciones espaciales y bases lunares.
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En la Crew Dragon, el inodoro está en el “techo” de la nave, aprovechando las ventajas de la microgravedad. En el “techo” también se encuentra la cúpula de la nave, que es la ventana más grande jamás enviada al espacio. Lamentablemente, los tripulantes tienen que cerrar la escotilla de la cúpula para poder hacer uso del inodoro, por lo que no pueden disfrutar de las vistas mientras hacen sus necesidades. Pero tienen una co rtina para más privacidad.