Los especialistas de UBS también señalan que la discreta respuesta gubernamental ante la pandemia de COVID-19 benefició al peso, debido a que el gobierno logró mantener la estabilidad fiscal al no aumentar su nivel de deuda, en comparación con otros mercados emergentes y desarrollados que proveyeron más apoyo fiscal durante la pandemia.
En cuanto a las finanzas externas sanas del país, los directivos de UBS, señalan que las cuentas del país se mantienen en buen estado, pese a haber registrado un déficit de 1.3% del PIB en la balanza por cuenta corriente durante el primer semestre de este año. Y si bien se dio un deterioro por la ampliación del déficit energético, dado que México importa más gasolina de lo que exporta petróleo, este hecho se ha visto compensado por el récord de remesas recibidas, la inversión extranjera directa y la recuperación del turismo internacional.
El peso, una moneda favorita
La moneda se ha convertido en la tercera divisa más operada entre países emergentes, con una participación de mercado de 7.8%, detrás de China que cuenta con 36.1% y la rupia india con 8.4%, según datos del Banco de Pagos Internacionales.
Su alta liquidez, completa convertibilidad y la existencia de una amplia gama de instrumentos para la cobertura de riesgos son características clave que permiten a México un acceso más amplio y a menores costos en los mercados globales, de acuerdo con un análisis elaborado por Banorte Estrategia, dirigida por Alejandro Padilla.
De acuerdo con Banxico, el 82% de las operaciones de cambio del peso se llevan a cabo en el exterior. Es así como, la divisa mexicana cuenta con una amplia penetración de mercado ya que las transacciones ocurren durante las 24 horas del día alrededor del mundo bajo buenas condiciones de operatividad y liquidez. Lo que ha inducido a que el peso pueda ser utilizado como una forma de cobertura (“hedge”) ante fluctuaciones en mercados emergentes, revela el análisis de Banorte Estrategia.
Respecto a los datos macroeconómicos de Estados Unidos, el mercado cambiario ha reaccionado ante la publicación de datos económicos y decisiones de política monetaria, ya que algunas cifras apuntan hacia una desaceleración económica, lo cual ha debilitado el dólar ante el apetito por activos de riesgo. Las débiles expectativas de las principales empresas del sector tecnológico han reforzado este hecho, de acuerdo con el estudio de Banorte.
En conjunto, lo señalado anteriormente mantiene resiliente al peso mexicano. Se espera que la divisa nacional continúe con un sesgo positivo, en comparación con las monedas de otros bancos centrales que han terminado su ciclo restrictivo.
Esta semana, la divisa local cerró en 18.9 por dólar, su mejor nivel desde febrero de 2020, de acuerdo con datos de Banxico.