Culiacán, Sinaloa – Rumores, balaceras y una “pax narca” que se impone en las calles de la capital sinaloense. Mientras el gobernador Rubén Rocha Moya pide calma, surgen preguntas sobre los aparentes vínculos entre el Cártel de Sinaloa y el partido gobernante, Morena.
La tarde del miércoles fue de caos y tensión en Culiacán. Vehículos incendiados, tiroteos y la presencia de artefactos ponchallantas sembraron el miedo entre los habitantes. Aunque las autoridades negaron la detención de Iván Archivaldo Guzmán, líder de Los Chapitos, la población vivió momentos de zozobra.
Según expertos, esta “pax narca” -la relativa calma impuesta por los cárteles- no responde a la estrategia de seguridad del Estado, sino a los pactos y al dominio de los grupos criminales. Y es aquí donde surgen interrogantes sobre los presuntos vínculos entre Los Chapitos y el partido gobernante, Morena.
El propio Rubén Rocha Moya, en una entrevista previa a su elección, reconoció la necesidad de “coordinarse” con el crimen organizado, aunque evitó usar términos como “pactar”. Tres años después, sin embargo, el mandatario niega cualquier acuerdo político-criminal.
¿Existe realmente una “pax narca” en Sinaloa? ¿Habrá una guerra entre Los Chapitos y La Mayiza? ¿Se puede gobernar Sinaloa sin la venia del Cártel de Sinaloa? Estas son algunas de las preguntas que mantienen en vilo a la entidad y a su gobernador.
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