Sinaloa se ha convertido en un campo de batalla, con cuatro días de bloqueos, balaceras y vehículos en llamas que sacuden la ciudad de Culiacán. El gobernador Rubén Rocha Moya se ha visto obligado a suspender las clases en varios municipios y cancelar los festejos del Grito de Independencia, mientras que el presidente Andrés Manuel López Obrador atribuye la violencia a una posible rivalidad entre facciones del Cártel de Sinaloa.
Según el columnista Raymundo Riva Palacio, la guerra se libra entre las milicias de Ismael “El Mayo” Zambada y “Los Chapitos”, con las fuerzas de seguridad actuando como meros observadores. La captura de Zambada parece haber desencadenado una reorganización entre los cárteles mexicanos, similar a la que se vio en 2008 tras la caída de Alfredo Beltrán Leyva.
El gobierno de Sinaloa se encuentra “totalmente rebasado”, incapaz de contener la violencia que se extiende a otros municipios como Elota y Cosalá. Los ciudadanos se han visto atrapados en medio de esta guerra sin cuartel entre los grupos criminales.
Mientras tanto, el presidente López Obrador asegura que hay “presencia suficiente” de las fuerzas de seguridad para garantizar la paz, pero la realidad en las calles de Culiacán parece contradecir sus palabras. ¿Podrán las autoridades recuperar el control de la situación o la violencia continuará desatada en los próximos días?