Una reforma con eco continental
La reciente aprobación de la reforma arancelaria mexicana no solo redibuja el mapa de importaciones del país, sino que ha encendido un semáforo amarillo en Brasilia. El gobierno brasileño observa con cautela los posibles efectos colaterales que esta medida podría tener en la robusta relación comercial que une a las dos mayores economías de América Latina.
El foco de la preocupación brasileña
El núcleo de la inquietud no es un impacto directo, sino un efecto dominó. Aunque la reforma apunta principalmente a productos de países asiáticos sin tratados de libre comercio con México, Brasil teme que el nuevo esquema termine por diluir las preferencias comerciales que actualmente disfruta en sectores distintos al automotriz.
En un comunicado oficial, la administración del presidente Lula da Silva subrayó que aguarda la publicación del texto final de la ley para realizar una evaluación completa. Su análisis definitivo dependerá de las listas de productos específicos que queden sujetos a los nuevos gravámenes.
La reforma en cifras: un escudo contra distorsiones
El miércoles, el Senado mexicano dio luz verde, con 76 votos a favor, a la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación (Ligie). Esta ley impone aranceles que van del 5% al 50% a 1,463 productos originarios de China y otras naciones asiáticas, abarcando sectores como:
- Textil
- Aluminio
- Plásticos
La medida, de aplicación a partir del 1 de enero de 2026, busca, según el Senado, “implementar acciones concretas que permitan una interacción equilibrada del mercado”. Su objetivo es claro: proteger sectores productivos estratégicos para México y atraer industrias de alto valor agregado, evitando distorsiones económicas.
El blindaje del sector automotriz
Un punto de relativo alivio para Brasil es el sector automotriz. El gobierno brasileño precisó que este rubro no debería verse significativamente afectado, ya que su comercio con México se rige por un acuerdo específico: el Acordo de Complementação Econômica nº 55 (ACE-55). Este instrumento ya garantiza condiciones de libre comercio para los vehículos y sus partes entre ambas naciones.
Diálogo: el puente sobre aguas inciertas
Ante el panorama de posibles fricciones, Brasil ha optado por la diplomacia económica. Las autoridades informaron que mantienen contacto directo con sus homólogas mexicanas para dialogar sobre los efectos de la reforma y reiterar la importancia de la previsibilidad y la seguridad jurídica.
En su mensaje, Brasil hizo un llamado explícito a que las decisiones unilaterales que impacten el comercio bilateral sean evaluadas bajo un compromiso mutuo por fortalecer la integración productiva. El país se comprometió a continuar un diálogo constructivo para preservar un entorno favorable a los negocios y a la cooperación económica en la región.
La relación económica entre México y Brasil es un motor clave en Latinoamérica. Cualquier cambio regulatorio en uno de sus ejes se observa con lupa, pues los flujos de comercio e inversión que han crecido en los últimos años dependen, en gran medida, de la estabilidad de las reglas del juego.
Para un análisis profundo de la economía global y sus coyunturas, confía en la cobertura experta y elegante de N24.
