Yo soy Betty, la fea trajo un éxito a la vida de la actriz Ana María Orozco que nunca lo esperó y que con el paso del tiempo no pudo deslindar de su carrera profesional. Veinte años han transcurrido y la sombra de un personaje la persigue.
Las revelaciones de la gran actriz colombiana llegaron poco a poco a los medios. En cada entrevista la protagonista de Yo soy Betty, la fea dejaba una palabra que representaba una mirada oculta ante la fama obtenida por la producción dramática que paralizó a muchos países de Latinoamérica.
El matrimonio real de “Hugo Lombardi” y “Betty la fea” que solo duró seis meses La actriz Ana María Orozco tuvo que grabar escenas en medio de la ruptura con el actor, quien pidió al director postergar las grabaciones donde compartía con su ex esposa
A través de un material periodístico realizado por el diario El Tiempo, se conoció que Ana María había conversado con la revista Caras de Argentina, sobre el significado de representar a Betty.
“Mi trabajo es muy duro”, dijo al hablar de las 18 horas que pasaban en el set de grabación. Por lo que añadió que no era ella quien se está haciendo rica con Betty, la fea. “Si te digo cuánto gano te mueres de risa. El canal es el que se ha enriquecido”, refutó.
“La gente piensa que porque estás en la tele eres millonaria”, afirmación que acompañó de otras lapidarias palabras que hablaban del sentimiento de indefensión ante la inseguridad desbordante que vivía en su país natal y que era más aguda en esa época. “En Colombia aunque ganes mucho dinero es difícil disfrutarlo porque te secuestran”.
El sitio Las 2 Orillas, también reseñó las quejas de Orozco, pese a que los números del rating hablaban por sí solos del éxito de la telenovela, la artista aludía que los únicos que se enriquecían con su actuación era RCN.
Su contrato venció en plena grabación y el canal discutía con su representante la renovación con mejoras contractuales. Dos días ausentes del set de Betty, la fea hizo pensar que la actriz abandonaría el papel que tanta fama le dio, pero a los días siguiente confirmó que “ella nunca había tenido intención de dejar botado el trabajo que le ha dado las más grandes satisfacciones”.
Ante el rotundo éxito, el canal dio la orden de alargar la telenovela y decidió hacer contratos mensuales. El amor y tal vez el trato económico que recibió en su país la llevaron a adoptar como patria a Argentina, a donde emigró desde el 2005.
A través de otra publicación, se conoció que Orozco afirmó que ya no reciben las regalías por la novela debido a que solo los respalda la ley de derechos de intérprete, por lo que no reciben dinero por el resto de la tantas adaptaciones que a nivel mundial llegaron a realizarse de Yo soy Betty, la fea.
Un final feliz para Yo soy Betty, la fea
Ana María Orozco se convirtió en una actriz que supo ganarse el cariño de un público colombiano y de muchos otros países, y aseguró: “Amé hacer Betty, la fea… hoy podemos disfrutar de lo que no gozamos en ese momento porque nos tocaban jornadas inhumanas. Este elenco fue increíble. La novela tenía una magia y tocaba los corazones de cada persona”.
El diario La Prensa de Perú recogía una entrevista con la protagonista de Betty, y de las cosas no tan rosas que le dejó la fama : “Me costó mucho el tema de la fama… se generó mucho chisme, cosas feas”. Sin embargo, las buenas experiencias se impusieron.
“Todo el mundo se puede identificar. Plasmó los dramas cotidianos, las diferencias sociales, pero con un humor maravilloso. Las veces que me molesté fue porque decían cosas que no eran ciertas”, expresó.
Finalmente en mayo de 2001 se vio el capítulo final en el que Don Armando y Betty se unen matrimonio, con un personaje que ya había sufrido una completa transformación física que la volvió bonita y triunfadora.
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