El repunte del costo de vida de Brasil se produce en medio de la preocupación por los posibles efectos inflacionarios de un gasto público más rápido durante la pandemia de coronavirus. Mientras tanto, los encargados de política monetaria de México enfrentan dificultades para respaldar una economía que se espera que se contraiga casi 10% este año, en una situación en que los precios al consumidor suben por encima del objetivo del Banco Central.
“Un recorte adicional de tasas en Brasil puede generar problemas con los activos financieros y un mayor debilitamiento del real, mientras que proporciona pocos beneficios en términos de estímulo adicional”, dice Alberto Ramos, economista jefe para América Latina de Goldman Sachs. “Y el Banco Central de México es conservador y debería seguir siendo restrictivo. Pero debido al gigantesco colapso de la economía, seguirá recortando (las tasas)”.
Las expectativas de los economistas apuntan a que México reducirá los costos de endeudamiento a 4.5% el 13 de agosto. Puede ser el recorte final de este ciclo bajista. Factores como la inflación subyacente probablemente evitarán que Banxico reduzca su tasa más allá de ese nivel, escribe Joan Domene, economista sénior de Oxford Economics, en una nota de investigación publicada el viernes. “Los impactos acumulados y la persistente debilidad del peso nublan las perspectivas a corto plazo, compensando la falta de demanda agregada y manteniendo la inflación subyacente incómodamente cerca del límite superior del objetivo”, explica. “Por lo tanto, esperamos que la mayoría de los miembros de Banxico sigan preocupados por la incertidumbre en torno al balance de riesgos para la inflación”.