La Bundesliga se convirtió este sábado, sin público en la grada y con un estricto protocolo sanitario, en la primera gran liga europea en reanudarse con cuatro partidos de la segunda división, tras el parón provocado por el nuevo coronavirus, que detuvo el deporte mundial a mediados de marzo.
El extraño ambiente de los estadios de era extraño en Karlsruhe, Regensburg, Bochum y Aue dio detalles de lo que vivirán las estrellas de la Bundesliga este fin de semana, con la impresión de ver partidos de equipos juveniles.
Sin ceremonia ni música, los equipos entraron por separado en la cancha. No hubo saludos entre los jugadores, ni niños acompañándoles, como tampoco ninguna subida de adrenalina sonora cuando llegó el primer tanto, anotado por el surcoreano del Kiel Jae-Sung Lee, en la visita al Regensburg, tras tres minutos de juego.
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En los banquillos, los sustitutos portan mascarillas y están sentados con dos metros de separación entre ellos. Los telespectadores, en cambio, pueden escuchar las órdenes y los gritos de los entrenadores.