Una mujer iraní deposita su voto durante las elecciones presidenciales en Teherán (Foto: REUTERS)
Los iraníes votaron este viernes, sin gran entusiasmo, para elegir a un nuevo presidente, en un proceso que tiene al ultraconservador Ebrahim Raisi como gran favorito para asumir las riendas de un país en una grave crisis económica y social.
La votación se prolongó dos horas respecto al horario inicial de cierre para permitir la máxima participación en buenas condiciones de los votantes teniendo en cuenta la pandemia de COVID-19 que golpea duramente al país.
Los colegios electorales cerraron oficialmente a las dos de la madrugada del sábado (21:30 GMT del viernes).
El líder supremo de Irán, el ayatollah Ali Khamenei, emitió en Teherán el primer voto, dando por abiertas las urnas, y llamó a los casi 60 millones de electores a cumplir su “deber” cívico “lo más temprano” posible.
El malestar generalizado de los ciudadanos en este país azotado por el COVID-19 y las sanciones estadounidenses, y la descalificación de cientos de candidatos a las elecciones hacen prever una elevada abstención, que podría batir el récord del 57% de las legislativas de 2020.
Sin cifras oficiales, la agencia Fars, cercana a los ultraconservadores, informó, sin dar la fuente, de una participación media de 23% poco antes de las cinco de la tarde, hora local (12:30 GMT).
De los siete candidatos autorizados, tres de los cuales se retiraron el miércoles, el claro favorito es Raisi, de 60 años y jefe de la autoridad judicial.
El candidato presidencial Ebrahim Raisi gesticula después de emitir su voto (Foto: REUTERS)
Los resultados se conocerán a últimas horas de la mañana del sábado y, en caso de que ningún candidato alcance el 50% de los votos, se celebrará una segunda vuelta el 25 de junio entre los dos más votados.
“Ya se eligió a alguien”
La campaña fue sosa, con pocos afiches electorales en la capital, Teherán, la gran mayoría de los cuales mostraba el rostro austero de Raisi con su turbante negro.
Sus rivales son un diputado poco conocido, Amirhosein Ghazizadeh-Hashemi; un ex comandante en jefe de los Guardianes de la Revolución, el general Mohsen Rezai, y un tecnócrata, Abdolnaser Hemati, ex presidente del Banco Central y el único considerado reformista de la contienda.
“Yo amo a mi país, pero no acepto a estos candidatos”, declaró a la AFP Abolfazi, un herrero sexagenario que había defendido la Revolución Islámica de 1979, pero que actualmente se dice decepcionado de las opciones políticas que hay.
Foto de archivo: El líder supremo de Irán, Ali Khamenei
Said Zarii, comerciante, tampoco fue a votar. “Vote o no […], ya se eligió a alguien: organizan las elecciones para los medios de comunicación”, comentó.
El presidente tiene poderes limitados en Irán, donde el poder real está en manos del ayatollah Khamenei.
Marcados por las sanciones
El presidente Hassan Rohani, un moderado que apostaba por una apertura hacia Occidente y una ampliación de las libertades individuales, fue reelegido en 2017 en primera vuelta con una participación del 73%. No pudo postularse de nuevo tras dos mandatos consecutivos de cuatro años.
Este viernes tras votar, reconoció que hubiera querido ver “más gente” participando. “Las elecciones son importantes pase lo que pase y pese a los problemas, debemos ir a votar”, dijo Rohani, en alusión a los candidatos descalificados.
Uno de ellos fue el ex presidente ultraconservador Mahmud Ahmadineyad, que este viernes publicó un mensaje de video para denunciar unas elecciones organizadas “contra los intereses del país”. “No quiero participar en este pecado”, dijo.
Los votantes esperan para votar en la cola de un colegio electoral (Foto: REUTERS)
Las esperanzas surgidas con la elección del moderado Rohani se convirtieron en decepción tras el golpe que significó la retirada de Estados Unidos en 2018 del acuerdo nuclear iraní firmado tres años antes en Viena. El consecuente restablecimiento de las sanciones estadounidenses agravó el descontento y el rechazo a las autoridades en Irán, que vivió dos olas de protestas en el invierno boreal de 2017-2018 y en noviembre de 2019, ambas violentamente reprimidas.
Para la oposición en el exilio y las oenegés, Raisi es la encarnación de la represión y su nombre está asociado a las ejecuciones en masa de detenidos de izquierda en 1988, aunque él niega toda participación.
La prioridad del próximo presidente debería ser la recuperación económica. En este punto, todos los candidatos coinciden en decir que ello requiere levantar las sanciones estadounidenses impuestas bajo el gobierno de Donald Trump.
Por Frank Zeller (AFP)
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