Israel se encuentra sumido en un profundo dolor y furia tras la devolución de los primeros cadáveres de los rehenes secuestrados el 7 de octubre. El primer ministro Netanyahu, visiblemente conmocionado, condenó a los “monstruos de Hamás” y juró traer de vuelta a todos los rehenes, destruir a los asesinos y eliminar a Hamás.
La población israelí lloró en las calles al recibir los ataúdes de la familia Bibas y de Oded Lifshitz, de 83 años. Amir Blumenfeld, del Foro de las Familias, expresó que “la sociedad entera llora hoy” ante esta amarga noticia que pone fin a 503 días de incertidumbre.
Netanyahu prometió que “la voz de la sangre de nuestros seres queridos nos clama desde la tierra” y que harán rendir cuentas a los “viles asesinos”. Mientras tanto, Hamás expuso los féretros con pancartas acusando al gobierno israelí de matarlos.
Este es sin duda uno de los días más duros que Israel ha enfrentado desde los ataques del 7 de octubre. Pero en medio de la tragedia, la determinación de Netanyahu y el dolor de la población israelí son un recordatorio de la inquebrantable fortaleza de esta nación.
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