A una semana de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la campaña se ha vuelto cada vez más acalorada y polarizada. Por un lado, el republicano Donald Trump ha intensificado sus ataques contra minorías en sus mítines, mientras que la demócrata Kamala Harris lucha por convencer a los votantes en estados clave.
Según informes de agencias de inteligencia, existe un riesgo creciente de violencia doméstica en el país. En un mitin de Trump en Nueva York, se registraron insultos y ataques verbales contra latinos, judíos y afroestadounidenses, lo que aviva los temores de una mayor división social.
Por su parte, Harris continúa sin lograr despegar en estados decisivos, lo que podría complicar las aspiraciones demócratas. Mientras tanto, Israel ha vetado a una agencia de la ONU que brindaba ayuda a los palestinos, calificándola de “terrorista”, lo que eleva aún más las tensiones en Medio Oriente.
En Georgia, miles de ciudadanos han salido a las calles para exigir la repetición de las elecciones legislativas, denunciando supuestos fraudes. Rusia, por su parte, niega haber influido en los resultados.
Ante este panorama convulso, el Pentágono advierte que Estados Unidos no impondrá nuevos límites al uso de armas que proporciona a Ucrania si Corea del Norte se involucra en el conflicto. Mientras tanto, en Bolivia, el expresidente Evo Morales acusa a un grupo militar de élite de atentar contra su vida.
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