En un mundo donde la ley se entrelaza con la política, un hombre se erigió como el defensor de los más controvertidos personajes de la escena nacional. Juan Velásquez, conocido como “El Abogado del Diablo”, falleció este domingo, dejando tras de sí una carrera marcada por la defensa de figuras públicas envueltas en escándalos de corrupción y nepotismo.
Velásquez, quien se desempeñó como catedrático en la prestigiosa Facultad de Derecho de la UNAM, se destacó por su habilidad para sacar indemnes a sus clientes, incluso en los casos más complejos. En sus 52 años de trayectoria, el litigante penalista nunca perdió un juicio que implicara el encarcelamiento de sus defendidos.
Esta proeza le valió el temido sobrenombre, pues entre sus clientes se encontraban personajes como Arturo Durazo Moreno, ex director General de Policía y Tránsito durante el sexenio de José López Portillo, y los expresidentes Luis Echeverría Álvarez, Carlos Salinas de Gortari y el cardenal Norberto Rivera.
Velásquez, quien recibió nueve doctorados honoris causa a lo largo de su carrera, fue reconocido por las Fuerzas Armadas por su colaboración en la creación de la maestría en Seguridad Nacional. Su legado como profesor y miembro distinguido del Consejo Directivo del Patronato de la Facultad de Derecho de la UNAM lo convirtieron en una figura icónica del mundo jurídico mexicano.
Aunque su defensa de personajes controvertidos le valió el apodo de “Abogado del Diablo”, la trayectoria de Juan Velásquez demuestra que, en el campo del derecho penal, la habilidad y la determinación pueden superar incluso a los más oscuros desafíos de la justicia.
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