Con las elecciones a la vuelta de la esquina, la lucha por el voto latino se ha convertido en el epicentro de la contienda presidencial. El expresidente Donald Trump y la vicepresidenta Kamala Harris se enfrascan en una batalla por conquistar a este crucial segmento del electorado, conscientes de que hasta el más mínimo cambio en sus preferencias podría alterar el resultado final en estados clave como Arizona, Nevada y Pensilvania.
Trump ha convocado una mesa redonda con líderes latinos en su resort de golf Doral, en el área de Miami, mientras que Harris dará una entrevista con Telemundo, donde se espera que anuncie nuevas iniciativas para expandir las oportunidades económicas dirigidas a la comunidad latina. Estos duelos verbales se producen en un momento en que las encuestas han mostrado un rezago en el apoyo de Harris entre los votantes latinos en comparación con el desempeño de anteriores candidatos demócratas.
Por su parte, la campaña de Harris también ha hecho de las preocupaciones sobre Trump un elemento central de su mensaje, advirtiendo repetidamente que su rival republicano es “inestable” y “desequilibrado”. La vicepresidenta busca aprovechar este contraste para motivar a los votantes que aún podrían tener reservas sobre su candidatura.
Además, la campaña de Harris está desplegando a representantes clave, como el expresidente Barack Obama, quien visitará bastiones demócratas en Wisconsin y Michigan este martes. En un intento por ganar a los votantes independientes y republicanos moderados, la vicepresidenta también pasó el lunes junto a la exrepresentante republicana de Wyoming, Liz Cheney, en los suburbios de Filadelfia, Detroit y Milwaukee.
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