Era 22 de marzo del presente año cuando desde los pasillos de las oficinas de Morena, Nuevo León, allá por el Obispado, notificaron a Tomás Montoya, hijo de la alcaldesa de Guadalupe, Cristina Díaz, que no tendría que preocuparse por nada en términos electorales, pues Morena había decidido otorgarle una diputación plurinominal, de esas que entran por la vía libre sin necesidad de hacer campaña y desgastarse.
Y aunque eso fue una gran noticia para Tomás Montoya, surgen muchas preguntas al electorado, ¿Por qué el partido de MORENA le ‘regalaría’ una de las diputaciones más codiciadas al hijo de una alcaldesa del PRI? ¿Qué tipo de pactos hicieron? ¿Apoyaron desde Guadalupe otras candidaturas de Morena? ¿A qué tipo de acuerdos llegó Cristina Díaz con Morena?
Mientras sean peras o manzanas, resulta confuso y sospechoso tener en la lista de competidores de Guadalupe a Arturo Benavides, por Morena, quien además es amigo de Tomás Montoya, y a Héctor García, líder síndical eterno del municipio de Guadalupe y compadre de Cristina Díaz. ¿Tuvo que ver Cristina Díaz en la designación de dichos candidatos?
¿Intenta Cristina Díaz jugar con las cartas de Morena y MC en venganza porque el PRI no le dio la candidatura a su hijo?
Al respecto, el candidato de la coalición PRI-PAN-PRD, Jose Luis Garza Ochoa, emitió un mensaje en tono fuerte durante su arranque de campaña, acusando a Cristina de querer “heredar” el poder a su hijo en Guadalupe.
Y mientras continúa la confusión, la ciudadanía en Guadalupe culpa a una Cristina Díaz del PRI del abandono en que tiene a Guadalupe, sin saber que en el juego político está más del lado de Morena que de los tricolores que le cerraron la puerta a su hijo.
Si le preguntan, lo leyó primero aquí, en N24 noticias.
