Harto y enfermo por la corrupción intelectual, el psicólogo más conocido del mundo abandona la academia.
“Recientemente renuncié a mi puesto como profesor titular en la Universidad de Toronto”, escribió Jordan Peterson en un artículo de opinión explosivo para el National Post la semana pasada.
La fama del psicólogo rockstar superó hace mucho tiempo los pasillos de la universidad más antigua de Canadá, donde ha investigado y dado conferencias desde finales de la década de 1990, a pesar de todos los insultos y escándalos.
“Había imaginado enseñar e investigar en la Universidad de Toronto, a tiempo completo, hasta que me tuvieran que sacar en esqueleto de mi oficina”, escribe. “Me encantaba mi trabajo.” Sin embargo, es cierto que el alma misma de la academia se ha corrompido hasta las entrañas, censurando la argumentación y el debate de opiniones, bajo el estandarte de la diversidad. Tachando de “discurso de odio”, a todo aquel argumento, que se contraponga a su agenda o intereses. Así cuando alguien levanta la voz y no cede a los argumentos dogmáticos del falso llamado ‘progresismo’ es irremediablemente llevado a la hoguera de la censura tachado de ‘retrograda’ o de fomentar un discurso de odio.
Si tu óptica sobre el Dr. Peterson, proviene exclusivamente de la prensa progresista, podrías pensar que su decisión viene dada por la multitud de ataques de la que ha sido victima, sin embargo si ha seguido mas de cerca al hombre, sabrás que ha reflexionado mucho esta postura y tiene pensamientos muy profundos sobre esta decisión:
“La atroz ideología de la Diversidad, la Inclusión y la Equidad está demoliendo la educación y los negocios”
Y sí, Peterson mezcla deliberadamente las siglas para lograr su ortografía preferida: DIE. Estas tres palabras, que ahora se escuchan en las aulas y salas de juntas de toda América del Norte, se han convertido rápidamente en el estandarte de la derecha.
En pocas palabras, esto es lo que DIE le ha hecho a la academia, en palabras de Peterson:
Ahora estamos en el punto en que la raza, el origen étnico, el “género” o la preferencia sexual se aceptan como la característica PRINCIPAL que define a cada persona. y NO SOLO ESO; SINO la cUALIDAD más importante para LA PREFERENCIA EN el estudio, la investigación y el empleo.
¿Pero como es que estas políticas han impulsado esta decisión en Peterson? En primer lugar, dice, DIE está acabando con las perspectivas profesionales de algunos de sus alumnos más brillantes. Los estudiantes que sobresalen y tienen el genero, color de piel y preferencias sexuales correctos están bien. Pero aquellos que merecen ser contratados y son blancos, heterosexuales y hombres en su mayoría se gradúan en un callejón sin salida.
“Soy una persona académica non grata”, agrega Peterson, “debido a mis posiciones filosóficas inaceptables [léase: anti-DIE]”. Por todas estas razones, siente que su trabajo se ha vuelto moralmente insostenible. “¿Cómo puedo aceptar a posibles investigadores y capacitarlos con la conciencia tranquila sabiendo que sus perspectivas de empleo son mínimas?”
Más allá de las consecuencias prácticas para sus estudiantes, Peterson está trabajando bajo el peso del engaño de las politicas DIE. Si bien no menciona a Solzhenitsyn, el padre filosófico de Peterson claramente influye en la decisión que ha tomado. Especialmente por esta famosa cita: “El paso más simple para un individuo valiente, es no tomar parte de la mentira”. escribe Peterson,
mis cobardes colegas deben elaborar declaraciones acordes con la politica “DIE” para obtener una beca de investigación. Todos mienten y enseñan a sus alumnos a hacer lo mismo. Y lo hacen constantemente, con varias racionalizaciones y justificaciones, corrompiendo aún más lo que ya es un SECTOR Sorprendentemente corrupto.
El problema es aún mayor para Peterson, ya que la ideología del ‘despertar’ como ha sido bautizada o de la diversidad (aka DIE) también ha extendido sus tentáculos a las juntas de acreditación de los programas de formación de posgrado en psicología clínica de Canadá. De ahora en adelante, estos guardianes de la profesión se negarán a acreditar cualquier programa que no tenga una orientación de “justicia social” (léase: acorde a la nueva política DIE o ‘despertado’).
Además, Canadá acaba de prohibir la llamada “terapia de conversión”. Peterson advierte que, por lo tanto, será “extremadamente arriesgado para los psicólogos hacer cualquier cosa que no sea estar de acuerdo siempre y en todo con sus clientes”. Incluso puede haber “condenado la práctica de la psicología clínica”, lamenta, “que siempre dependió por completo de la confianza y la privacidad”.
Para redondear su explicación, Peterson publica una extensa cita del presidente ruso Vladimir Putin, quien curiosamente intervino a este respecto a fines del año pasado. Vale la pena leer las palabras de Putin en su totalidad:
Los defensores del llamado ‘progreso social’ creen que están introduciendo a la humanidad en algún tipo de conciencia nueva y mejor. Buena suerte, iza las banderas, como decimos, adelante. Lo único que quiero decir ahora es que sus recetas no son nada nuevas. Puede ser una sorpresa para algunas personas, pero Rusia ya ha estado allí.
Después de la revolución de 1917, los bolcheviques, apoyándose en los dogmas de Marx y Engels, también dijeron que cambiarían los modos y costumbres existentes, y no solo las políticas y económicas, sino la noción misma de la moralidad humana y las bases de una sociedad sana. . La destrucción de los valores ancestrales, la religión y las relaciones entre las personas, hasta el rechazo total de la familia (también la tuvimos), el estímulo a informar sobre los seres queridos, todo esto se proclamó progreso y, por cierto, fue ampliamente apoyado en todo el mundo en ese entonces y estaba bastante de moda, al igual que hoy. Por cierto, los bolcheviques eran absolutamente intolerantes con opiniones distintas a las suyas.
Esto, creo, debería recordar algo de lo que estamos presenciando ahora. Mirando lo que está sucediendo en una serie de países occidentales, nos sorprende ver las prácticas domésticas, que, afortunadamente, hemos dejado, espero, en un pasado lejano. La lucha por la igualdad y contra la discriminación se ha convertido en un dogmatismo agresivo rayano en el absurdo, cuando las obras de los grandes autores del pasado —como Shakespeare— ya no se enseñan en las escuelas o universidades, porque se cree que sus ideas son atrasadas. Los clásicos se declaran atrasados e ignorantes de la importancia del género o la raza.
En Hollywood, se distribuyen memorandos sobre la narración adecuada y cuántos personajes de qué color o género deben estar en una película. Esto es incluso peor que el departamento de agitprop del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética.
¿Instituciones occidentales colapsando sobre sí mismas al adoptar una ideología tóxica por la que peleamos una Guerra Fría de 45 años para derrotar? No, gracias, dice JBP. Estaré invirtiendo más de mi tiempo y talento en otra parte.
-Redacción N24
