Habían pasado 24 horas desde el día de las elecciones en El Salvador, el Presidente Nayib Bukele, quien se declaró ganador bajo un enorme despliegue de irregularidades, donde destaca su candidatura inconstitucional, había dicho que tendrían más de 58 diputados, mencionó que no quedaría rastro de un solo partido de oposición, pero las cuentas no le salieron bien a su equipo.
Tras una enorme batalla para defender el voto que decenas de simpatizantes del partido oficialista querían alterar, aparecieron estos seis jóvenes, todos menores de 40 años, ni uno solo ha tenido un escándalo de corrupción, al contrario, han venido denunciando las perversidades del oficialismo en un país que se encamina hacia una dictadura, donde el presidente tiene captada la Asamblea, los tribunales y la fiscalía.
Seis jóvenes, todos ellos de diferentes partidos como Vamos, Nuestro Tiempo y Arena, unidos en un solo frente de batalla, sin importar si ellos ganaban o perdían, unieron esfuerzos para cuidar los votos que emitió cada salvadoreño.
Fueron amedrentados, insultados, troles de bots los atacaban un día sí y otro también, la policía los seguía, los empujaba, querían que se retiraran, pero mientras el resto de políticos de mayor edad callaban, como el presidencial, Joel Sánchez, estos jóvenes dieron la cara para enfrentar sin miedo a un Tribunal sumiso que permitía la injerencia de Nuevas Ideas en las mesas de escrutinio, tal como señaló un informe de la misión de observación de la OEA.
Cuatro días habían pasado desde la elección y aún no había resultados para la asamblea legislativa, la noche se hizo larga, la madrugada alcanzó a todos los presentes que cuidaban los votos. Aparecían videos por todos lados denunciando las tramposas artimañas del oficialismo y entonces, apareció un tuit con una foto, eran seis candidatos jóvenes, frescos, sin escándalos por corrupción, decididos, transparentes, buscando solo una cosa, legalidad. 
La gente lo aplaudió, reconoció el valor de los muchachos: “superhéroes”, les decían unos, “la nueva cara de la esperanza” decían otros.
Entre todos, sumaron en cinco días más de 300 mil tuits de apoyo, encabezando la lista diputada por el partido VAMOS, Claudia Ortiz, quien sola, fue capaz de recibir 129 mil menciones en cinco días, la mayoría de apoyo, ningún candidato de Nuevas Ideas, el partido del presidente Nayib Bukele, recibió tantas menciones después de la elección.
Al corte del día de hoy, sabemos que de ellos, solo Claudia Ortiz logró obtener un escaño en la conformación de la nueva Asamblea Legislativa, y sin embargo, los mensajes de apoyo para ella y el resto no se han dejado esperar en redes sociales, donde la ciudadanía les pide unirse en un solo movimiento para hacer frente, desde el lugar donde estén, a las corruptelas del presidente y sus colaboradores.
En CAPRES había rabia por dos razones: no iban a ser el único partido tal como le habían hecho creer al presidente sus asesores, los números no les dieron, y en segundo lugar, se había vuelto viral la foto de seis jóvenes frescos, valientes y transparentes, como la nueva imagen de la esperanza de El Salvador, le arrebataron lo que más le duele a Nayib, los reflectores.
Y aunque efectivamente es un presidente altamente popular (84%) no es tan alto como el hubiese querido o soñado, esta elección fue un balde de agua fría pues nunca existieron o al menos ya no existe ese famoso apoyo del 97% que tanto presumió desde el balcón presidencial, y por primera vez en cuatro años se habló mucho más de la oposición que de su triunfo amañado en lo que va de estas semanas. Eso dolió, nos cuentan en CAPRES y conociendo su alto sentido de vanagloria y auto admiración, perdió la narrativa dominante seguro dolió mucho.
Quizá, como pensaba Sartre y Lacan, para el joven narciso de Casa Presidencial, debe doler más haber perdido 13 puntos porcentuales que haber sostenido 84, pero aún más, debió doler no ser el centro de atención durante siete días, donde emergieron unos jóvenes, transparentes, sin escándalos, que de manera educada y con valentía, defendieron cada voto ciudadano.
El presidente está herido.
