Hasta la semana pasada, Lucía tenía sólo algunas fichas del rompecabezas de su vida. Sabía dónde la habían encontrado pero no quién ni por qué su cara había llegado a los noticieros de la época. El aislamiento obligatorio la impulsó a iniciar una búsqueda que se viralizó y sacó del mazo una carta inesperada: ya encontró al guarda y a su esposa, la pareja que buscaba tener hijos y vio en el hallazgo de la beba “una señal”. Y va por más.