En un movimiento estratégico, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ha confirmado la eliminación del temido líder de Hezbolá, Hasán Nasralá. Este golpe, según Netanyahu, representa “un punto de inflexión histórico” en la lucha de Israel contra sus enemigos.
“Di la orden y Nasralá ya no está entre nosotros”, declaró Netanyahu con determinación. El primer ministro afirmó que mientras el “terrorista” Nasralá estuviera vivo, podría haber “restaurado rápidamente las capacidades de Hezbolá” que Israel había erosionado en operaciones recientes.
La muerte de Nasralá, respaldado por Irán, se considera esencial para lograr los objetivos de Israel. Netanyahu sostuvo que esta eliminación permitirá “avanzar” en la liberación de los rehenes secuestrados en Israel y llevados a Gaza por milicianos de Hamás.
“Estamos decididos a seguir golpeando a nuestros enemigos”, enfatizó Netanyahu, quien regresaba de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
Este golpe estratégico del gobierno israelí ha generado reacciones encontradas a nivel internacional. Mientras algunos lo celebran como un triunfo, otros temen que pueda desencadenar nuevas tensiones en la región.
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