Días antes del brutal asesinato del alcalde Alejandro Arcos Catalán, otros dos funcionarios municipales de Chilpancingo, Guerrero, fueron ejecutados a balazos. Esta ola de violencia ha desatado preguntas sobre la posible participación de grupos criminales en estos hechos.
El caso más reciente ocurrió el domingo 6 de octubre, cuando el alcalde Arcos Catalán fue encontrado sin vida dentro de un vehículo abandonado, con indicios de haber sido decapitado. Su muerte fue confirmada por el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, quien condenó el suceso.
Días antes, el 3 de octubre, el secretario general del Ayuntamiento, Francisco Gonzalo Tapia, fue asesinado a tiros en la plaza cívica. Estos asesinatos se suman al de Ulises Hernández Martínez, ex director de la Unidad de Fuerzas Especiales de la Policía Estatal, ocurrido el 29 de septiembre.
Según un informe de AC Consultores, en Chilpancingo operan al menos tres grupos criminales: una célula de los Beltrán Leyva, el Cártel del Sur y las bandas de Los Tlacos y Los Ardillos. Estos últimos llegaron a un acuerdo para “respetar” sus actividades, gracias a la mediación del padre Filiberto Velázquez.
Ante este panorama, la presidenta Claudia Sheinbaum informó que se evalúa si la Fiscalía General de la República atraerá el caso del asesinato del alcalde Arcos Catalán. Mientras tanto, la violencia parece no dar tregua en Chilpancingo.
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