La crisis de desapariciones en México es una herida abierta que ha dejado más de 116,000 personas ausentes. Casi la mitad de estos casos se han registrado en los últimos seis años, convirtiéndose en la administración con más desapariciones en la historia del país.
Pero esta crisis no se limita solo a las personas desaparecidas. Paralelamente, existe una crisis forense con más de 72,000 cuerpos sin identificar en los servicios médicos del país. Esta segunda crisis se explica por el aumento de centros clandestinos de enterramiento, donde los perpetradores intentan borrar todo rastro de sus víctimas.
Ante esta dolorosa realidad, han surgido las madres buscadoras, un ejército de mujeres que se niegan a rendirse y que han desarrollado una “ciencia ciudadana” a través de su incansable labor. Estas mujeres han adquirido un conocimiento y experiencia invaluables en áreas como la investigación criminológica, la búsqueda, localización e identificación de personas, y la experimentación forense.
Recientemente, la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de Jalisco (Cobupej) presentó el libro “Interpretar la naturaleza para encontrar a quienes nos faltan”, que recoge los avances de un proyecto de experimentación forense que involucra a diversas instituciones académicas y gubernamentales. Este trabajo destaca la importancia de reconocer y aprovechar los “saberes nacidos del dolor” que poseen las madres buscadoras, quienes han demostrado ser fundamentales en la lucha contra esta crisis.
Con más de 230 colectivos de búsqueda en todo el país, México se ha convertido en el país con más organizaciones de familiares buscadores del mundo. Su conocimiento y experiencia son invaluables, y es imperativo que el Estado y las agencias de búsqueda los respeten y los integren en sus estrategias para poner fin a esta tragedia nacional.
¿Quieres estar al tanto de las últimas noticias sobre esta crisis y los esfuerzos de las madres buscadoras? Visita N24, tu fuente de información confiable y actualizada.
