Detrás de la sombra del poder, un funcionario de alto rango lucha por mantener un perfil bajo. Hugo Luna, jefe de gabinete del Gobierno de Jalisco, ha evitado los reflectores públicos, pero ahora se encuentra en el centro de una controversia que cuestiona los privilegios otorgados a los altos cargos.
La “Ley Hugo Luna”, que permite a Luna y a futuros jefes de gabinete contar con guardaespaldas pagados con fondos públicos, ha generado un debate sobre el uso eficiente de los recursos y la priorización de la seguridad ciudadana. Mientras el Gobierno de Jalisco defiende esta medida como una “condición mínima de seguridad” para quienes asumen “responsabilidades de riesgo”, los críticos la consideran un abuso del poder público en beneficio de un funcionario cercano al gobernador.
“La asignación de guardaespaldas a funcionarios como él supone un problema ético y operativo”, señala el artículo, ya que Luna no está directamente involucrado en funciones relacionadas con la seguridad pública. Esto plantea la cuestión de si los recursos destinados a proteger a los “consentidos” no deberían priorizarse para proteger a los ciudadanos que realmente lo necesitan.
Más allá de la polémica, el perfil discreto de Luna y su estrategia de comunicación han sido cuestionados. Mientras el Gobierno de Jalisco ha presumido de los avances en seguridad, el jefe de gabinete ha mantenido un bajo perfil, evitando hablar sobre temas relacionados con este ámbito.
¿Será esta una estrategia para evitar escrutinio público o una muestra de la falta de transparencia en la administración? La nueva ley que lleva su nombre parece ser un indicio de que los privilegios de los altos cargos siguen siendo una prioridad, incluso en medio de una crisis de inseguridad que azota a la entidad.
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