Pasantes médicos aterrorizados por la violencia en Nuevo León
Los centros de salud y hospitales estatales de Nuevo León se han convertido en escenarios de terror para los médicos pasantes que realizan su servicio social. Tras las balaceras registradas la semana pasada en la zona citrícola, estos jóvenes profesionales de la salud han sido retirados por el Estado, dejando en evidencia los desafíos que enfrentan al acudir a laborar en estas zonas.
“Da miedo regresar”, confiesa uno de los pasantes, quien prefiere mantener el anonimato por temor a represalias. La violencia generada por el crimen organizado en el sur y la zona citrícola de la entidad ha creado un ambiente de inseguridad que pone en riesgo la integridad de estos futuros médicos.
“Nunca sabes cuándo puede estallar un enfrentamiento o una balacera. Es una sensación constante de incertidumbre y miedo”, agrega el pasante, quien lamenta tener que priorizar su seguridad por sobre su vocación de servir a la comunidad.
Esta situación plantea un desafío crucial para las autoridades, quienes deben garantizar la seguridad de los jóvenes profesionales de la salud que brindan un servicio esencial a la población. La protección de estos médicos pasantes se ha convertido en una prioridad urgente para asegurar la continuidad de la atención médica en las zonas más afectadas por la violencia.
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