No es momento de rendirse al envejecimiento, sino de desafiarlo. En la búsqueda incansable por mantenernos activos y en forma, surge un ejercicio milenario que promete devolver la vitalidad a los cuerpos maduros: la marcha nórdica. Originaria de los años 30 como técnica de entrenamiento para esquiadores de fondo, este deporte con bastones conquistó a una nueva generación en busca de bienestar físico y mental.
A diferencia de las tradicionales elecciones de pilates, yoga o caminatas, la marcha nórdica se presenta como una opción innovadora y efectiva para aquellos que buscan un desafío más completo. Sobre todo en este momento de la vida en donde empezar una rutina de gimnasio parece imposible.
Más allá de su apariencia moderna, este ejercicio ancestral demostró ser una herramienta poderosa para fortalecer no solo las piernas, sino también los brazos, espalda y abdomen de quienes se atreven a practicarlo.
Esta caminata es la ideal para mayores de 60 años. Fuente: Canva
Los beneficios de la marcha nórdica
Un estudio reciente revela que la marcha nórdica no solo mejora la postura y alinea la espalda y la pelvis, sino que también fortalece la musculatura, aumenta la resistencia y promueve la flexibilidad. Además, se observó que esta práctica puede tener impactos positivos en enfermedades crónicas como la obesidad, problemas cardiovasculares y pulmonares, e incluso en la salud mental al reducir niveles de ansiedad y depresión.
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Esta caminata puede ayudar a tu salud física. Fuente: Canva
Si bien el simple acto de caminar es beneficioso, la introducción de la “caminata excéntrica” a partir de los 50 años promete potenciar aún más sus efectos positivos. Por lo tanto, para aquellos que deseen desafiar los límites de la edad y explorar nuevas formas de ejercicio, la marcha nórdica se erige como un aliado incomparable en la búsqueda de una vida activa y saludable después de los 60.
