La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dejado claro que la viruela del mono, también conocida como mpox, no es el próximo COVID-19. Sin embargo, esto no significa que el brote actual deba tomarse a la ligera.
Según el director europeo de la OMS, Hans Kluge, “Sabemos cómo controlar la mpox. Y, en la región europea, las medidas necesarias para eliminar por completo su transmisión”. Esto implica que, con una respuesta coordinada a nivel global, es posible contener la propagación de esta enfermedad.
La OMS declaró recientemente una emergencia sanitaria mundial debido a la preocupación por la cepa más mortal, el clado Ib, que se ha extendido a países cercanos a la República Democrática del Congo, donde anteriormente estaba contenida. Esto subraya la necesidad de una acción rápida y eficaz.
“Podemos y debemos abordar la mpox juntos, en todas las regiones y continentes”, enfatizó Kluge. La clave está en una respuesta coordinada a nivel internacional, que permita controlar la transmisión y evitar que esta enfermedad se convierta en una amenaza global.
Aunque la mpox no es tan contagiosa como el COVID-19, es crucial que se tomen medidas preventivas y se siga de cerca la evolución del brote. Con una estrategia de salud pública bien planificada, es posible contener esta amenaza y proteger a la población.