Los expertos suelen decir que el cerebro es un órgano que necesita estar entrenado. Si permanece mucho tiempo desactivado tenderá a la pereza y se facilitará el declive mental propio de la edad. Sin embargo, los científicos consideran que hay maneras de evitar esta escalada y conservar un cerebro joven. Y no solo se incluye la “gimnasia mental”. En concreto, los investigadores de Harvard recomiendan una docena de actividades para mantener las funciones cerebrales en buena forma.
Socializar
Las redes neuronales están más activas cuando hay relaciones sociales. Además, diversos estudios han revelado que las personas que socializan habitualmente rebajan el riesgo de demencia y su presión sanguínea es más baja. Además, su esperanza de vida aumenta.
Proteger la cabeza
Los golpes en la cabeza pueden causar más problemas de lo que a veces se piensa, así que lo mejor es optar por la protección. El cráneo soporta los impactos, pero también es el lugar contra el choca el cerebro en movimiento debido a la inercia. Pero también hay que proteger el cráneo porque tiene relación directa con el delicado órgano que gestiona los pensamientos.
Por ejemplo, el casco al montar en bicicleta será un magnífico escudo ante una posible lesión de cabeza moderada. Los antecedentes muestran que no hay que restar importancia estos casos porque aunque no se considere una contusión aumentará la probabilidad de perder capacidad cognitiva.
Salud mental y sueño
Los científicos de la Escuela Médica de Harvard recuerdan que las personas “ansiosas, deprimidas, con falta de sueño o exhaustas tienden a tener peores notas en las pruebas cognitivas”. Aunque el resultado de un test no es un predictor extremadamente preciso, los expertos insisten en que tanto descansar bien como una buena salud mental son claves para un cerebro en buen estado.
Si no se duerme bien el órgano no será capaz de ordenar las experiencias del día y organizar su sistema para estar fresco y brillante al día siguiente. Si no hay una buena salud mental no se descansará bien y la mente estará concentrada en aspectos que arrinconarán a las funciones cognitivas.
No beber alcohol
Beber alcohol es un factor clave para desarrollar demencia (a mayor cantidad, se disparan las posibilidades), un trastorno que acelerará y empeorará el deterioro cognitivo. Así que la mejor manera de evitar la pérdida de un cerebro brillante es limitar al máximo este tipo de bebidas.
No fumar
Los científicos recuerdan el daño que hace a las células el tabaco. Y mandan un mensaje claro: “Evitar el tabaco en todas sus formas”. Así que ni vapear, ni fumar ni no tragarse el humo servirán para evitar los perjuicios de esta práctica por mucho que se intenten extender los mitos.
Aspirina
Este consejo requiere de una consulta con el médico de cabecera antes de llevarse a cabo. Algunos estudios sugieren que una dosis muy bajas de aspirina previene la demencia vascular, así que en algunos casos podría ser de utilidad. No obstante, se descarta la automedicación porque no todo el mundo es un buen candidato.
Menos azúcar
En un mundo en que la presencia del azúcar está presente en casi todos los productos, especialmente los procesados, controlar su ingesta también es una buena idea para mantener un cerebro brillante. Los efectos de estos componentes pueden provocar la aparición de la diabetes. La mejor manera para evitar esta enfermedad es comer sano e incluir una actividad física regular en los hábitos. Si las pautas habituales no funcionan es mejor consultar al doctor de cabecera por si es necesaria la medicación.
Mejorar el nivel sanguíneo
La presión sanguínea es un buen nivel indicador de salud, especialmente cuando se van cumpliendo más años. Para prevenir la aparición de niveles altos se deben seguir recomendaciones antes citadas como alimentarse de una manera sana para evitar el sobrepeso, y adoptar la costumbre de ejercicio regular, evitar beber alcohol y reducir las situaciones de estrés.
Dieta sana
Los doctores de Harvard señalan que una buena alimentación no solo es buena para el cuerpo, sino también para la mente. Así que la receta es tan sencilla como poner en el plato lo mejor de la dieta mediterránea: verduras, frutas, nueces, aceite de oliva virgen extra, pescado y proteínas de origen vegetal (por ejemplo, las lentejas). “Se reduce la posibilidad de deterioro cognitivo y demencia”, recalcan los expertos. Por otra parte, estos hábitos también ayudarán al estómago, el segundo ‘cerebro’ de los humanos.
Actividad física
Numerosas investigaciones ya han demostrado que el ejercicio físico regular modifica el cerebro. El movimiento aumenta el número de partículas que transportan oxígeno al cerebro en la zona en que el órgano se dedica a pensar. De este modo, cuando se activan los músculos con una actividad física también se provee al órgano más importante para las actividades cognitivas. A esto se añaden los beneficios ya comentados de equilibrar los niveles de azúcar y de presión sanguínea, rebajar el estrés mental, reforzar la circulación sanguínea (clave para prevenir un ictus o un infarto cerebral) y reducir los niveles de colesterol.
Por otra parte, los científicos apuntan que “también estimula el desarrollo de nuevas células nerviosas y aumenta las conexiones entre las células cerebrales (sinapsis)”, lo que redunda en un cerebro en plena forma. Según los expertos, esto desembocará en un cerebro “más eficiente, plástico y adaptativo, lo que supone una mejor adaptación ante el envejecimiento”.
Gimnasia mental
El último de los consejos puede resultar el más obvio, aunque quizás no se toma demasiado en serio por parte de mucha gente. Retos mentales como los puzles y crucigramas ayudan, pero también actividades creativas como dibujar y la artesanía porque suponen un mayor esfuerzo para la mente y despiertan sus funciones. También leer novelas es bueno para el cerebro.
Con este tipo de actividades se estimulan las nuevas conexiones entre las células cerebrales con los beneficios ya apuntados. Pero además, según algunos estudios, se favorece la generación de nuevas células, lo que significa una gran red de seguridad para una futura pérdida de neuronas conforme se van poniendo más velas en la tarta de cumpleaños.