Una Batalla por el Oro Negro
En un discurso cargado de firmeza, el presidente venezolano Nicolás Maduro respondió este miércoles a las recientes amenazas de Estados Unidos con una advertencia clara: cualquier intento de cambio de régimen en Venezuela para crear un “gobierno títere” está condenado al fracaso. Maduro acusó a Washington de buscar convertir al país en una colonia para apoderarse de su constitución, soberanía y, sobre todo, de sus vastas riquezas naturales.
La Respuesta a una Amenaza Directa
La tensión escaló tras las declaraciones del presidente Donald Trump, quien anunció un bloqueo petrolero y acusó a Venezuela de haberle “robado” tierras y recursos. Maduro, desde la Sociedad Bolivariana, desestimó la posibilidad con una frase contundente: “No duraría ni 47 horas (…) sencillamente, eso no va a pasar”.
El mandatario defendió la propiedad inalienable del pueblo venezolano sobre sus recursos, amparada en la Constitución Bolivariana, y tachó de ilegal cualquier intento de obstruir el libre comercio naval, según el derecho internacional. “No es tiempo de corsarios”, sentenció.
Operaciones en Aguas Turbias
Mientras la retórica se calienta, la realidad operativa de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) navega en un mar de incertidumbre. La empresa estatal aseguró que sus exportaciones de crudo y derivados se desarrollan con “normalidad” y con pleno respaldo técnico y legal.
Sin embargo, reportes indican un panorama más complejo. Aunque se reanudaron las operaciones de carga tras un ciberataque, la sombra de las sanciones mantiene suspendida la mayoría de las exportaciones. Operadores temen que los buques cargados, muchos destinados a China, puedan ser incautados si zarpan, paralizando efectivamente el flujo del principal ingreso del país.
La Diplomacia en el Tablero de la ONU
Ante la escalada, Maduro movió ficha en el ámbito diplomático. En una llamada con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, alertó sobre las graves implicaciones para la paz regional y pidió que el sistema de Naciones Unidas rechace categóricamente las declaraciones de Trump.
Guterres se comprometió a dar seguimiento y promover la desescalada a través del diálogo. Más contundente fue el siguiente paso: Venezuela solicitó formalmente una reunión urgente del Consejo de Seguridad para discutir lo que califica como una “agresión estadounidense en curso”.
Un Frente Unido (y Dividido) en Casa
La amenaza ha logrado algo inusual: una condena casi unánime dentro del fragmentado panorama político venezolano. Desde el Tribunal Supremo de Justicia hasta la opositora Acción Democrática, diferentes actores rechazaron las palabras de Trump.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, calificó las declaraciones como un “acto de agresión” y desnudó lo que, desde el gobierno, se ve como el verdadero objetivo: “¡Todo es por petróleo!”, exclamó. Mientras, el principal partido opositor cuestionó en redes sociales: “¿Quién carajo es Donald Trump para acorralar a nuestro pueblo?”.
La Calle Resuena y la Ciencia Advierte
La respuesta no se limitó a los despachos oficiales. Este miércoles, plazas y avenidas en Caracas y otras ciudades se llenaron de manifestantes que, al ritmo de tambores y consignas, rechazaron la amenaza externa.
Paralelamente, la comunidad científica venezolana advirtió sobre las consecuencias materiales inmediatas de estas declaraciones, que aumentan la incertidumbre y obstaculizan la cooperación comercial y científica legítima, más allá de que las medidas se implementen o no.
El pulso entre Caracas y Washington por el control del petróleo venezolano ha entrado en una nueva y peligrosa fase, donde las palabras se convierten en armas y la estabilidad regional pende de un hilo.
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