En la cumbre del G20 en Río de Janeiro, los líderes mundiales se enfrentaron a una de las mayores preocupaciones de la actualidad: la guerra en Ucrania. El canciller alemán, Olaf Scholz, abordó el tema del despliegue de tropas norcoreanas en el conflicto, mientras que el primer ministro británico, Keir Starmer, discutió con el presidente chino, Xi Jinping, sobre el “apoyo de China a la guerra de Rusia”.
Scholz reafirmó el apoyo de Alemania a Ucrania, pero se negó a suministrar misiles de crucero Taurus, argumentando que sería “un error”. Sin embargo, condenó el envío de tropas norcoreanas como “una escalada adicional que no se puede permitir que ocurra”.
Por su parte, Starmer instó a Rusia a detener su “retórica irresponsable” después de que el presidente Vladimir Putin actualizara la doctrina nuclear del país. El líder británico enfatizó la necesidad de asegurar que Ucrania tenga todo lo necesario para ganar la guerra contra Putin.
Estos líderes mundiales se enfrentan a un delicado equilibrio entre la diplomacia y la acción concreta para abordar la crisis en Ucrania, que sigue siendo un tema central en la agenda global.