La frágil paz que duró menos que un suspiro
Lo que prometía ser un respiro en medio del conflicto se convirtió en otro capítulo de acusaciones cruzadas. La tregua pascual de 30 horas ordenada por Vladimir Putin y aceptada por Volodymir Zelensky colapsó antes de cumplir su primer día, con ambas partes intercambiando señales de guerra en lugar de gestos de paz.
Los números de un alto al fuego que nunca fue
Según el Ministerio de Defensa ruso, las fuerzas ucranianas realizaron:
- 444 bombardeos con artillería
- 900 ataques con drones cuadricópteros
- 33 ataques con drones explosivos
Mientras tanto, Kiev reportó cifras igualmente alarmantes:
- 1,335 bombardeos rusos
- 713 con armamento pesado
- 673 ataques con drones cargados
- 67 intentos de asalto
El juego de las culpas
Zelensky propuso extender la tregua por 30 días, condicionándola al cese de ataques con misiles y drones de largo alcance. “Si Rusia rechaza, será prueba de que solo quiere continuar la guerra”, declaró el mandatario ucraniano.
Desde el Kremlin, la respuesta fue fría y calculada: “El Presidente no ha emitido otra orden”, afirmó el portavoz Dmitri Peskov, dejando claro que a medianoche del domingo todo volvería a la “normalidad” bélica.
Pascua entre balas y rezos
Mientras los obuses seguían cayendo, ambos líderes mostraron su faceta religiosa. Putin asistió a la vigilia pascual en la Iglesia de Cristo Redentor y hasta regaló al patriarca Kiril un huevo pintado por él mismo. Zelensky, por su parte, envió un mensaje de esperanza desde la catedral de Santa Sofía: “El mal retrocederá y la vida triunfará”, prometió.
Pero tras los discursos esperanzadores, la realidad se impuso con crudeza: 86 combates documentados solo este domingo, principalmente en los frentes de Kramatorsk, Pokrovsk y Kursk. La tregua pascual quedó como un mero trámite diplomático en una guerra que no conoce de festividades.
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