Mientras la capital venezolana, Caracas, se sumía en la oscuridad durante las primeras horas del viernes, los residentes demostraron una sorprendente capacidad de adaptación. El gobierno del presidente Nicolás Maduro atribuyó rápidamente el apagón a un “sabotaje eléctrico”, una acusación que se ha vuelto familiar en los últimos años.
Sin embargo, lejos de dejarse vencer por la adversidad, los caraqueños se tomaron con calma el corte de suministro. El tráfico durante la hora punta matinal, normalmente caótico, fluía con mayor facilidad, y algunos se quejaban de no poder comunicarse con sus familiares debido a la falta de servicio de telefonía móvil.
“Es frustrante, pero ya estamos acostumbrados a estos apagones”, comentó María Fernanda, una residente de Caracas. “Simplemente nos adaptamos y seguimos adelante”.
Según el ministro de Comunicaciones, Freddy Náñez, los operarios trabajaban para restablecer el suministro eléctrico. “Nadie le robará la paz a los venezolanos y las venezolanas”, aseguró en un mensaje en video.
Los problemas energéticos en Venezuela han disminuido a medida que la economía se ha estabilizado y la inflación ha disminuido. Sin embargo, desde las disputadas elecciones presidenciales del mes pasado, las autoridades han atribuido rápidamente cualquier alteración, por menor que sea, a la oposición.
Diversos estados del país sufren apagones frecuentemente, en algunos casos, que duran hasta una semana, según reportan usuarios de diversas regiones de Venezuela.
A pesar de los desafíos, los venezolanos demuestran una admirable resiliencia. Mientras esperan el restablecimiento del servicio eléctrico, se unen en comunidad, compartiendo recursos y apoyándose mutuamente.
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