10 cónclaves papales que cambiaron la historia: intrigas, sobornos y poder divino

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El drama detrás del humo blanco

Cuando los cardenales ingresan a la Capilla Sixtina, llevan consigo siglos de tradición, pero también de intrigas palaciegas. La elección papal nunca ha sido un simple acto de fe: es un juego de poder donde lo celestial y lo terrenal chocan con frecuencia.

El cónclave más largo: 3 años bajo llave

En 1268, tras la muerte de Clemente IV, los cardenales quedaron empantanados en una elección que duró casi tres años. Las autoridades de Viterbo tomaron medidas drásticas:

  • Encerraron a los cardenales bajo llave
  • Racionaron su comida
  • Retiraron parte del techo para exponerlos al clima

Finalmente eligieron a Teobaldo Visconti, quien ni siquiera estaba presente. Su primera acción como Gregorio X fue establecer las reglas del cónclave moderno.

El papa ermitaño que duró solo 5 meses

Celestino V, un monje asceta elegido en 1294 para romper un estancamiento, demostró que la santidad no siempre equivale a habilidad política. Abdicó tras cinco meses, marcando la primera renuncia papal hasta Benedicto XVI en 2013.

Disturbios, incendios y la intervención real

El cónclave de 1314-1316 fue tan violento que los cardenales italianos huyeron tras un ataque armado. El rey de Francia tuvo que encerrar a los electores para forzar una decisión, resultando en el controvertido papado de Aviñón.

El cónclave que dividió la Iglesia

En 1378, la presión popular llevó a elegir a Urbano VI, un no cardenal. Los cardenales franceses luego lo declararon inválido y eligieron a Clemente VII, iniciando el Gran Cisma que duraría 40 años.

El trono papal se compra con oro

Rodrigo Borgia no dejó nada al azar en 1492. Su elección como Alejandro VI fue una obra maestra de sobornos: ofreció dinero, tierras y cargos eclesiásticos. Su papado convertiría a los Borgia en sinónimo de nepotismo.

4 meses de guerra diplomática

El cónclave de 1559 enfrentó a las facciones pro-española y pro-francesa en medio del cambio de poder tras la muerte de Enrique II de Francia. Finalmente eligieron a Pío IV, un candidato de compromiso.

Napoleón y el papa en el exilio

En 1799, con Roma ocupada por los franceses, los cardenales se reunieron en Venecia bajo protección austríaca. Eligieron a Pío VII, quien terminaría enfrentándose al mismo Napoleón que había forzado su elección fuera de Roma.

El último veto imperial

En 1903, el emperador Francisco José I de Austria vetó al favorito cardenal Rampolla. La indignación por esta intromisión llevó a Pío X a abolir para siempre el derecho de veto civil en los cónclaves.

Estas historias demuestran que detrás de cada “Habemus Papam” hay siglos de drama humano. La próxima vez que veas el humo blanco sobre el Vaticano, recuerda: la elección papal es tan divina como terrenal.

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