En una escena digna de una película de acción, un hombre vestido de gris y cubierto con una gorra y mascarilla irrumpió en las calles del Centro Histórico de Ciudad de México, disparando a quemarropa contra tres personas, una de ellas la diputada suplente del PRI, Diana Sánchez Barrios.
La violencia se desató en la concurrida calle de Motolinia, donde el sicario abrió fuego sin piedad, dejando a su paso un rastro de sangre y caos. Sánchez Barrios, conocida activista trans y fundadora de la ONG ProDiana A.C., resultó gravemente herida junto a otros dos acompañantes, uno de los cuales falleció poco después en el hospital.
Las autoridades de la Ciudad de México han desplegado todos los recursos necesarios para dar con los responsables de este brutal ataque, que ha conmocionado a la capital. La jefa de Gobierno, Clara Brugada, ha prometido que no habrá impunidad y que se reforzará la seguridad en el Centro Histórico.
Sánchez Barrios, una figura política con un fuerte arraigo en determinados distritos, ha sido señalada en el pasado por presuntos vínculos con el crimen organizado, aunque ella siempre ha negado estas acusaciones. Su madre, Alejandra Barrios Richard, también líder de comerciantes, ha sido detenida en el pasado por delitos de extorsión y robo.
Este violento incidente se produce en medio de una ola de inseguridad que azota al país, y que no perdona ni siquiera a la capital, considerada uno de los enclaves más seguros. La crisis de violencia que sufre México parece no tener fin, y este nuevo episodio de sangre en las calles de Ciudad de México es una triste muestra de ello.
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