En un movimiento sorprendente, la Cámara de Diputados aprobó la controvertida reforma eléctrica impulsada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador. La votación, que se llevó a cabo con 350 votos a favor y 111 en contra, ha generado un intenso debate en todo el país.
La reforma, que establece la preponderancia de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sobre los proveedores privados, ha sido objeto de críticas y elogios por igual. Uno de los cambios más significativos fue la eliminación de la obligación del Estado de generar energías limpias, lo que ha despertado preocupaciones sobre el impacto ambiental.
“Esta es una reforma tóxica”, afirmó la diputada Laura Ballesteros, de Movimiento Ciudadano. “Quieren seguir generando combustóleo con energía sucia. Le quitan la responsabilidad al Estado sobre el medio ambiente y la transición energética”.
Por otro lado, el coordinador de Morena, Ricardo Monreal, argumentó que la supresión de este párrafo permitiría la inversión privada en la generación de energía, lo que brindaría “certeza jurídica” a los inversionistas.
Además, la reforma agrega que la comunicación vía satélite y los ferrocarriles, tanto de transporte de pasajeros como de carga, son áreas prioritarias para el desarrollo nacional. También se incluye la posibilidad de otorgar “asignaciones” además de concesiones y permisos.
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