En una sesión maratónica, el Senado mexicano aprobó por mayoría la controvertida reforma que transfiere el control de la Guardia Nacional a la Secretaría de Defensa Nacional. Esta decisión, calificada por la oposición como la “consolidación de la militarización del país”, ha generado un intenso debate sobre los riesgos y beneficios de esta medida.
La reforma, impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, modifica varios artículos de la Constitución para definir a la Guardia Nacional como una “fuerza de seguridad pública, profesional, de carácter permanente e integrada por personal de origen militar con formación policial”. Esto significa que la institución, creada originalmente con un mando civil, ahora quedará bajo el control de las Fuerzas Armadas.
Los senadores de oposición, encabezados por el PAN, PRI y MC, argumentaron que esta decisión representa un “golpe militar” y la “militarización de México”. Advirtieron que la Guardia Nacional, que ya está integrada y controlada por militares, ha sido un “fracaso” y “tiene incendiado al país”.
Por su parte, los legisladores de Morena y sus aliados defendieron la reforma, asegurando que no vulnera los derechos fundamentales de los ciudadanos y que la Guardia Nacional se desarrollará bajo el modelo de cuerpos policiales exitosos a nivel internacional.
La aprobación de esta reforma constitucional es un hito en el sexenio de López Obrador, quien ha buscado consolidar el papel de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública. Sin embargo, la oposición advierte que esta medida podría profundizar la crisis de violencia que azota al país.
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