Un tratado bajo presión
México enfrenta una carrera contra el tiempo para cumplir con sus obligaciones de agua hacia Estados Unidos bajo el tratado de 1944, mientras crecen las tensiones que podrían llevar este tema a la mesa de negociaciones comerciales. Según fuentes cercanas al asunto, las autoridades mexicanas trabajan en un plan urgente para incrementar los envíos.
Los números que preocupan
El acuerdo binacional establece que México debe enviar 1.75 millones de acres-pie de agua cada cinco años desde el Río Bravo (equivalente a abastecer una ciudad mediana por tres décadas). Sin embargo, con el plazo venciendo en octubre, apenas se ha cumplido el 30% de la cuota.
Sequía vs. diplomacia
México argumenta que una sequía histórica, agravada por el cambio climático, le impide cumplir. El tratado contempla esta posibilidad, permitiendo posponer la deuda. Pero legisladores texanos acusan al país de morosidad crónica, convirtiendo el agua en una nueva moneda de cambio geopolítico.
Conflictos internos y externos
La tensión no solo es internacional. En 2020, agricultores mexicanos se enfrentaron con la Guardia Nacional en Chihuahua por el envío de agua a Texas, dejando un muerto. Ahora, los estados del norte protegen celosamente sus recursos mientras el gobierno federal busca cumplir con EE.UU.
Un tratado anclado en el pasado
Firmado hace 81 años, el acuerdo nunca anticipó el crecimiento industrial fronterizo ni el cambio climático. Mientras EE.UU. ha cumplido con enviar 1.5 millones de acres-pie anuales desde el Colorado (aunque reducidos recientemente por sequía), México lucha con infraestructura obsoleta y demanda local creciente.
¿Solución o nuevo conflicto?
México propone enviar 203,000 acres-pie adicionales, lo que aún dejaría el cumplimiento por debajo del 40%. La medida ha generado indignación entre agricultores y gobernadores del norte, que ven cómo sus recursos podrían ser desviados por la fuerza.
Este pulso hídrico se suma a las ya tensas relaciones por migración, seguridad y aranceles, dibujando un escenario donde el agua podría convertirse en el próximo frente de conflicto bilateral.
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