15 de Noviembre de 2020
Si alguien tenía duda de por qué había damnificados y muertos en Tabasco tras las intensas lluvias e inundaciones, la directora de Conagua, Blanca Elena Jiménez, lo explicó en una entrevista con Milenio: “Mire, yo no le puedo decir que no se desbordará, ni tampoco les voy a decir que no se van a inundar porque, para las condiciones de como ustedes viven, es mejor estar prevenido, así como estar conscientes, como diría alguna gente del medio: aquí les tocó vivir. Hay que aprender a vivir con lo que hay y estar muy conscientes de la situación”, señaló.
Así, con una declaración mandó el mensaje a los tabasqueños, a quienes lo único que les queda es agua y ajo (aguantarse y a joderse), y que lo mejor es acostumbrarse.
En un par de semanas, Tabasco ha puesto de cabeza a los gobiernos federal y estatal. Justo después de que el Ejecutivo ordenara al Congreso, de mayoría morenista, desaparecer los fideicomisos, incluido el Fondo para la Atención de Emergencias (Fonden), el estado natal del Presidente sufre las peores inundaciones de los últimos 50 años. Eso se llama karma.
También ha provocado la fractura entre algunos integrantes de la 4T. El gobernador morenista Adán Augusto López Hernández le ha echado la culpa de las inundaciones al director general de la CFE, Manuel Bartlett Díaz, y lo ha acusado de criminal, negligente, cínico, sólo le faltó decir que come niños, por mal control en la presa Peñitas. También lo amenazó de con interponer una demanda. Ante esto, el funcionario federal respondió con su acostumbrado desdén: “La demanda me da risa”.
Y es que el risueño poblano se sabe arropado y protegido por el Presidente y su gobierno. Las demandas, quejas y acusaciones se le resbalan. Prueba de ello es que el sábado 7 de noviembre, en una tensa conferencia de prensa con medios de Tabasco, una reportera le preguntó a Bartlett Díaz si se sentía satisfecho con su venganza. El todopoderoso funcionario no asumió ninguna responsabilidad, al contrario, hizo lo que ningún funcionario debería hacer, que es echarle la culpa a su jefe: “Mira, yo he estado atendiendo las instrucciones del Presidente y estamos trabajando en equipo”.
Ante este pleito ¿qué dijo el Presidente? Que él no se quería meter en eso, pero aprovechó el momento para darle un espaldarazo al poblano: “Al licenciado Bartlett le ha tocado ordenar todo el desorden o el saqueo que había en la Comisión Federal de Electricidad y le tienen ganas algunos medios”.
Al Presidente tampoco le ha ido bien en las inundaciones. La semana pasada, aunque decidió cancelar su gira por Nayarit y Sinaloa, fue muy criticado que el recorrido de las zonas de desastre lo haya hecho en helicóptero. Este sábado volvió a visitar Tabasco. En esta ocasión sí estuvo posteando su recorrido por albergues y sitios de apoyo, pero una vez más, cuando se subió al helicóptero se le olvidó a qué iba, y parecía guía de turistas y no el mandatario que la entidad demandaba: “Ahí en ese panteón que no se fue al agua están sepultados mis abuelos maternos, mi abuela y mi abuelo… vamos a pasar por esa plaza que es parte de un programa de mejoramiento urbano, se tuvo que detener el trabajo por las inundaciones… por aquí pasó Cortés con Cuauhtémoc antes de que más arriba, en Tenosique, Cortés cometiera la infamia de asesinar a Cuauhtémoc”. Solo le faltó decir: a la derecha verán agua, y a la izquierda, también.
Así pues, aunque López Obrador diga que en Tabasco se mueve como pez en el agua —literal en estos momentos— ha quedado demostrado que nadie es profeta en su tierra. prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Excélsior sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.