La temporada 2 de ‘Euphoria’ está siendo una montaña rusa de emociones y cada entrega es capaz de descolocarnos un poco o mucho, para ser sinceras. El episodio 4 nos dejó con la intriga de saber lo que sucederá con Cal, pero tendremos que seguir con esa sensación un tiempo porque el capítulo 5 se centró únicamente en Rue. El personaje de Zendaya es el pilar sobre el que gira todo lo que sucede en la trama y si hasta ahora habías sentido lástima, quizás a partir de lo que veas en esta entrega también experimentes rabia. Todo arranca con una pelea monumental en casa de los Bennett cuando la matriarca le dice que sabe que ha vuelto a recaer en las drogas. [ALERTA ‘SPOILERS’]
La primera reacción es acusar a su hermana de chivata, pero la realidad es que Jules ha sido su delatora. Antes de llegar al cara a cara entre la pareja, Rue pierde el norte, golpea todo a su paso y se pone a buscar con desesperación la maleta cargada de pastillas. Ni rastro… Está totalmente poseída y sentimos que ya no es ella cuando empieza a decirle a Jules cosas terribles: “Estás muerta para mí. Va en serio. Lo nuestro ha terminado. Me arrepiento de muchas cosas en la vida, pero conocerte está en lo más alto de mi lista. Eres un vampiro que chupa la energía y te encanta”. Jules se muestra desencajada y a pesar de decirle en reiteradas ocasiones que la quiere y no desea su muerte, Rue está tan desatada que no escucha.
En medio de esta escena también está Elliot, que inició toda esta movida al confesar a Jules que su chica seguía enganchada. Sin duda, las palabras de Rue tendrán consecuencias en su relación con ellos.
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La posesión de Rue no queda ahí. Una vez acepta ir al hospital con su familia, cambia de opinión durante el trayecto y se lanza a la carretera. Poco después la vemos en casa de Cassie y vuelve a provocar otro ‘incendio’. En esta ocasión le dice a Maddy que su amiga se está acostando con Nate. Ahí se queda la cosa porque Rue pretende seguir siendo el centro de todo y retoma su escapada para ir a ver a Laurie, no sin antes entrar en una casa a robar y después de visitar a Fez que termina echándola a patadas de su casa.
Cuando llega al hogar de la maestra/camella, esta le habla del mono y sus consecuencias, de cómo la droga puede anular cualquier capacidad natural de sentir alegría y placer, pero Rue no escucha, no quiere hacerlo. Ella sigue enredada en ese dolor que le produce la ausencia de su padre. No soporta la vida y, de hecho, hay un momento durante el capítulo en el que habla de suicidio. En solo un día ha conseguido destrozar a todas las personas que la quieren: su madre, su hermana, Jules, Elliot, sus amigas y a ella misma. Rue está al borde del precipicio, muerta en vida y ahora toca saber si sus aliados seguirán tendiéndole la mano, aunque parece que solo ella tiene la capacidad de frenar y no dar ese paso que la llevaría directa al vacío.
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