El legado que revivió la bioserie
La reciente bioserie sobre Chespirito ha despertado un renovado interés en la vida personal del icónico comediante. Más allá de El Chavo y Chapulín, su historia sentimental con Graciela Fernández y Florinda Meza sigue cautivando al público.
Amor, culpa y responsabilidad
En sus memorias “Sin querer queriendo” (2006), Roberto Gómez Bolaños plasmó con honestidad cruda el doloroso proceso de su divorcio. Su matrimonio con Graciela duró 21 años (1968-1989) y produjo seis hijos, pero terminó cuando conoció a Florinda Meza, su coestrella y posterior pareja.
“No es cualquier cosa romper una unión de más de dos décadas”, confesó el comediante, quien también reconoció: “Con cierto masoquismo, uno se considera único responsable cuando la culpa siempre se comparte”.
La llamada que lo cambió todo
Florinda Meza reveló años después que Graciela Fernández la contactó telefónicamente tras la separación. Este episodio marcó el inicio de una nueva etapa para todos, incluidos los hijos del comediante.
Una despedida millonaria
El divorcio no solo tuvo consecuencias emocionales. Chespirito aseguró el futuro económico de su exesposa con una herencia que incluía:
- Dos propiedades inmobiliarias
- Varios terrenos
- Todos los muebles de la casa
- Uno de sus autos favoritos
- Una suma importante en centenarios de oro
Este gesto materializó su sentido de responsabilidad, garantizando que la madre de sus hijos mantuviera estabilidad económica.
El peso del legado
Más que cifras, esta historia revela la complejidad humana detrás del genio cómico. Chespirito demostró que incluso los finales dolorosos pueden manejarse con dignidad, dejando lecciones que trascienden el espectáculo.
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