Detrás de la huelga de Boeing se esconde una historia de liderazgo ejecutivo fallido y la lucha de los trabajadores por recuperar lo que les pertenece. Mientras el CEO recibía un aumento salarial del 45%, los 33,000 empleados sindicados vieron sus salarios estancados, desatando una ola de resentimiento que finalmente estalló.
La nueva dirección de Boeing, encabezada por el ingeniero Kelly Ortberg, se enfrenta a una prueba de fuego. Tras años de priorizar la eficiencia sobre la calidad, la empresa ha visto su reputación y finanzas tambalearse. Ahora, los trabajadores exigen un trato justo, con aumentos salariales del 40% y mejores beneficios.
“Los trabajadores de Boeing están jugando duro no solo por ejercer el poder que tienen en este momento, sino por lo que han hecho antes”, explica Sharon Block, experta en relaciones laborales. “Este es un sindicato que aceptó concesiones cuando la empresa estaba en problemas, y ahora reclama lo que les corresponde”.
La huelga refleja un resurgimiento del poder sindical en Estados Unidos, con victorias recientes como la de los trabajadores automotrices. Pero a diferencia de entonces, Boeing exigió sacrificios a sus empleados cuando las cosas iban bien, lo que ha generado un profundo resentimiento.
¿Podrá Ortberg deshacer una década de errores y reconstruir la confianza con los trabajadores? La respuesta determinará el futuro de Boeing y su capacidad de recuperar el rumbo.
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