En un giro inesperado, el oro ha conquistado los mercados financieros, disparándose más de un 25% en lo que va de 2024. Este meteórico ascenso ha dejado atrás a las acciones y bonos estadounidenses, colocando al preciado metal en nuevos máximos históricos.
Detrás de este fenómeno se encuentra un factor clave: las compras masivas de lingotes por parte de los bancos centrales. Funcionarios de México, Mongolia y la República Checa han revelado que están aumentando sus reservas de oro, buscando resguardar la riqueza de sus naciones frente a la creciente incertidumbre geopolítica y económica.
“Dado el contexto que enfrentamos en este momento —tasas más bajas, tensión política, elecciones en Estados Unidos, mucha incertidumbre— tal vez la participación del oro en nuestros portafolios también podría estar aumentando”, explicó Joaquín Tapia, director de reservas internacionales del Banco de México.
Enkhjin Atarbaatar, del Banco Central de Mongolia, y Marek Sestak, del Banco Nacional Checo, coincidieron con Tapia, anticipando que la proporción de oro en sus reservas probablemente aumentará en el futuro.
Este fenómeno se enmarca en un panorama global donde el oro se perfila como un refugio seguro para los inversores, en medio de una confluencia de factores como las bajas tasas de interés y las crecientes tensiones geopolíticas.
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