Va por México define cómo elegir a su candidato presidencial: elecciones primarias y 150.000 firmas

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La alianza Va por México ha avalado el método a través del cual elegirá a su candidato para las elecciones presidenciales de 2024. La oposición lleva semanas aguantando bajo presión para poder coordinarse con todos los actores que incluye la amplia coalición, que ha quedado estos días un poco relegada por la fuerte precampaña que ha emprendido el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Algunas fuentes de Va por México han adelantado a este periódico que las negociaciones se encaminaron los días previos al anuncio a la realización de unas elecciones primarias para obtener el nombre de quien llevarán en la boleta el próximo año. Las dirigencias del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) han aprobado este sábado que los aspirantes deberán recolectar 150.000 firmas como requisito para avanzar en las etapas de selección. Después de eso, le sigue una serie de filtros que incluyen encuestas, cuyas reglas están aún por definirse, así como también una serie de debates entre los contendientes. Finalmente, los mejor posicionados contenderán en los comicios internos. El anuncio oficial con los detalles finales está previsto para el lunes.

El acuerdo entre el PRI, el PAN, el PRD y asociaciones de corte civil se dio a inicios de año. La formación blanquiazul anunció en enero que sería la encargada de decidir al candidato presidencial, mientras que el tricolor se haría cargo de las elecciones del 4 de junio por las gubernaturas del Estado de México y de Coahuila. Pasados estos últimos comicios, las cúpulas partidistas han estado renegociando con los diferentes actores cuál será la forma de seleccionar al representante de la alianza en las presidenciales.

Las secretarias generales del PRI, PAN y PRD, Cecilia Patrón Laviada (c), Alma Carolina Viggiano (c-i) y Adriana Díaz (c-d) anunciaron el 20 de junio que el lunes se definiría el proceso de elección del candidato presidencial. José Méndez (EFE)

En esas reuniones que mantuvieron, una de ellas con la plataforma Unid@s, integrada por los empresarios Claudio X. González y Gustavo de Hoyos, las dirigencias de los partidos aceptaron la celebración de unas elecciones primarias. En principio, el acuerdo sería por unos comicios abiertos a la participación ciudadana. Al menos de momento, la tríada partidaria ha puesto algunas condiciones que deberán cumplir los aspirantes a la candidatura: cada uno tendrá que juntar 150.000 firmas.

Las formaciones estudian si además los aspirantes tendrán que pasar filtros como una buena imagen pública y ser una persona conocida por la población. Las firmas recaudadas por cada aspirante se utilizarán también para formar un padrón de electores, que será un termómetro de los apoyos que tiene la coalición. Quienes logren reunir los apoyos participarán en un “Gran foro de exposición por México”, una especie de debate para plantear sus ideas. Posteriormente, se levantarán encuestas. Algunos medios han adelantado este sábado que esa instancia podría combinar una presencial, una digital y una telefónica. El objetivo es encontrar a los aspirantes opositores más competitivos.

En una siguiente etapa, un comité integrado por ciudadanos y militantes de los partidos definirá el formato de las elecciones primarias. Está prevista también la celebración de cinco “pasarelas” o foros entre los tres finalistas, según ha publicado el periódico Reforma. Al final, se aplicará una nueva encuesta con un valor del 50% y una votación en 300 centros, que tendrá una ponderación por el otro 50%. En las primarias se aprobó un “candado” para que no puedan participar militantes de la coalición gobernante de Morena, el Partido Verde y el Partido del Trabajo.

La apertura a la participación ciudadana ha sido un punto clave en las negociaciones. Mientras que algunos preferían mecanismos de elección cerrados, porque sentían mayor apoyo dentro de su partido que fuera, otros actores, como las organizaciones civiles, han presionado para unas primarias abiertas y amplias con el fin de darle mayor legitimidad a la candidatura. Otro de los debates álgidos ha sido la recolección de firmas. Inicialmente, el presidente del PAN, Marko Cortés, había dicho que evaluaban imponer un millón a cada aspirante, pero ese número ha sido drásticamente reducido con el pasar de los días. Sin embargo, sigue siendo una de las mayores preocupaciones de los miembros de la alianza, ya que estiman que el proceso tendrá un coste que equivale a 20 pesos por cada rúbrica —lo que suma unos 4,8 millones por el total requerido—, y los partidos en este momento no pueden presentar gastos de precampaña porque esta no ha comenzado oficialmente.

Las preocupaciones en torno a la definición del método, puntualmente los detalles de cómo será, inundaron las agendas de los aspirantes a la candidatura en los últimos días. Algunos actores de Va por México están en desacuerdo con que se pidan firmas, creen que es una forma de cribar posibles aspirantes. Otros le miden el talante a la alianza y se preguntan hasta dónde va a llegar la cohesión dentro de la oposición. Muchos han expresado sus dudas sobre los tiempos, creen que el proceso de elección de un candidato por fuera de los términos que marca la ley podría tener graves consecuencias, como la inhabilitación de la candidatura o la cancelación del registro de los partidos. En este último punto, reconocen que Morena tiene en sus estatutos la selección de un “coordinador de la transformación”, una figura que utiliza como excusa para adelantarse en la elección de un relevo presidencial. Pero los estatutos de los partidos de la alianza no contemplan una representación como esa que se los permita. Desde el PRI, se habla de que el abanderado sea denominado “responsable nacional para la construcción del frente amplio opositor”, para evitar sanciones futuras.

Los días previos al anuncio del método estuvieron marcados por diferentes tendencias. El hermetismo se ha instalado al interior del PRI, donde todos entienden que se hará lo que decida su presidente, Alejandro Alito Moreno. El tricolor además está atravesando un momento de crisis, algunos miembros han desertado ya de sus filas y la amenaza de que las renuncias continúen está latente. En el PAN, donde los aspirantes se han posicionado con más comodidad, estos días reinaba la especulación. Un sector descontento con la alianza espera conocer los detalles del método de selección para definir su destino dentro o fuera de la coalición. En el PRD, que casi no ha tenido peso en las negociaciones, el miedo a perder el registro anda al acecho. De momento, todos aguardan con impaciencia el anuncio de este lunes para conocer los detalles finales de las reglas del próximo juego.

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