Andrés Manuel López Obrador se ha lanzado, por primera vez en tres años, a proponer un nuevo orden geopolítico para el continente americano. El presidente mexicano ha pedido este sábado el reemplazo de la Organización de Estados Americanos (OEA) por un nuevo organismo que integre a todos los países de América Latina y el Caribe y resuelva los conflictos entre ellos. “La propuesta es, ni más ni menos, que construir algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra historia, nuestra realidad y a nuestras identidades. En ese espíritu, no debe descartarse la sustitución de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie, sino mediador a petición y aceptación de las partes en conflicto en asuntos de derechos humanos y de democracia”, dijo en un discurso poco habitual pronunciado en el Castillo de Chapultepec a propósito de los 238 años del natalicio de Simón Bolívar.
La conmemoración en torno al caudillo bolivariano ha sido solo el pretexto del presidente mexicano para hacer un fuerte pronunciamiento sobre la hegemonía e intervención de Estados Unidos en los países de América Latina en los últimos 200 años. Además, su discurso ha ocurrido al mismo tiempo que la celebración de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y con la presencia de 25 ministros de toda la región en Ciudad de México. La intención de México apunta al desplazamiento de la OEA –con sede en Washington y bajo la dirección del diplomático uruguayo Luis Almagro– por una apuesta más regional para la solución de conflictos entre los países latinoamericanos.
El discurso ha estado alejado de las obsesiones de López Obrador como mandatario –que suelen abundar en ataques a sus opositores y su trabajo por los menos favorecidos– y en cambio, el presidente ha abierto el foco a la escena internacional y ha aprovechado la figura de Bolívar como integrador de América Latina para hacer una propuesta abierta y clara. La integración de los países latinoamericanos a través de organismos diplomáticos ha sido ya una tarea emprendida en su momento por Hugo Chávez desde Venezuela y por Luiz Inácio Lula da Silva desde Brasil, pero han sido esfuerzos que se han diluido ante las diferencias ideológicas entre los líderes de los países que han participado en estos ejercicios.
El llamado de López Obrador es visto como un movimiento de piezas en el ajedrez geopolítico desde los gobiernos de izquierda de América Latina y en resistencia hacia la OEA y la derecha, lo cierto es que la CELAC ha conseguido sentar a la mesa a casi todos los países de la región –sin Estados Unidos– aunque entre ellos estén enfrentados ideológicamente. Algo que la OEA ya no logra. “Digamos adiós a las imposiciones, las ingerencias, las sanciones, las exclusiones y los bloqueos (…) iniciemos en nuestro continente una integración bajo la premisa de George Washington, según la cual las naciones no deben aprovecharse del infortunio de otros pueblos”, ha dicho el mexicano.
Con un repaso a la historia, López Obrador ha traído al presente el papel de Estados Unidos en la región. El mexicano recordó que desde el siglo XIX los padres fundadores de EE UU pusieron atención al sur e impulsaron el rechazo al intervencionismo europeo en América, para después mantener una política exterior dominante en todo el continente. López Obrador, un presidente que llena de simbolismo buena parte de sus actos, ha invitado como oradora al acto a la escritora Isabel Allende, sobrina del expresidente chileno Salvador Allende que fue derrocado en 1973 en un golpe de Estado respaldado por Estados Unidos. La historia de la independencia de los países de América ha servido a López Obrador para proponer una nueva dirección a la dinámica geopolítica del continente. “Ya es momento de una nueva convivencia entre todos los países de América porque el modelo impuesto hace más de dos siglos está agotado, no tiene futuro, ni salida, ya no beneficia nadie”, mencionó.
Aunque su discurso podía parecer una afrenta hacia Estados Unidos, el mandatario ha optado por reconocer el dominio económico que actualmente posee la potencia en la región y lo fundamental que es para México la relación comercial con ese país. “Nuestra cercanía nos obliga a buscar acuerdos y sería un grave error ponernos con Sansón a las patadas, pero al mismo tiempo tenemos poderosas razones para hacer valer nuestra soberanía, con argumentos, sin balandronadas, que no somos un protectorado, una colonia o su patio trasero”, dijo. López Obrador advirtió de que China ha cobrado una relevancia en la escena económica mundial que podría cambiar la posición de Estados Unidos ante los países latinoamericanos.
Las palabras del mexicano trajeron también el caso de Cuba que enfrenta el bloqueo económico de Washington. López Obrador ha defendido en las últimas semanas al régimen cubano frente a las protestas por la escasez de alimentos en varias ciudades de la isla. “Podemos estar de acuerdo o no con la Revolución Cubana y con su Gobierno, pero al haber resistido 62 años sin sometimiento es toda una hazaña. Creo que por su lucha en la defensa de la soberanía de su país, el pueblo de Cuba merece el premio de la dignidad”, añadió el mandatario. La última muestra del apoyo del mexicano a Cuba es el envío este domingo de sendos buques con alimentos y material médico a la isla.
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