¿Dónde están los narcos de la vieja escuela? (Foto: Infobae México)
La inminente liberación del infame narcotraficante Jesús Héctor Palma Salazar abrió la puerta de viejos fantasmas en México: una generación de narcotraficantes en franca retirada por razones de edad o por el peso de la ley.
Este grupo de criminales que sobrevivió a la violenta guerra del narcotráfico ha tenido destinos impares. En el caso del Güero Palma, cofundador del Cártel de Sinaloa, la Fiscalía General de la República ha puesto en marcha una investigación en la que buscan —hasta por debajo de las piedras— cuentas pendientes de Palma con la justicia mexicana.
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Con esto, el gobierno pretende no cometer el mismo error como con otros narcotraficantes que han sido liberados y hoy se mantienen prófugos de la justicia.
Palma Salazar —flaco y avejentado— salió la madrugada del martes del penal del Altiplano, luego de que un juez lo absolviera de los cargos de delincuencia organizada que se le fincaban; sin embargo, a unos cuantos pasos de la garita de la cárcel, fue reaprehendido en un intento de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) de encerrarlo de nuevo.
Este miércoles, a través de un comunicado la FGR dio a conocer que el capo no pisará la calle, al menos durante 40 días, por una solicitud de arraigo.
Aliado con Joaquín el Chapo Guzmán, el Güero Palma, de 80 años, creó su propio grupo criminal conocido como Cártel del Pacífico o Sinaloa. Inició una serie de venganzas contra los hermanos Arellano Félix y apoyó a su compadre Guzmán Loera en las diferencias que éste tenía con el clan.
La captura de Jesús Héctor, al que también llaman por el nombre de Héctor Luis, ocurrió en 1995, en Zapopan, Jalisco, horas después de que un aeronave que transportaba al capo se desplomó.
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La leyenda dice que este viejo narcotraficante, ahora mismo el líder más importante del Cártel de Sinaloa, vive al raso en las montañas del norte de México. Su detención se ha convertido en objetivo prioritario de las autoridades mexicanas y estadounidenses, pero no lo han logrado.
En el mapa del narcotráfico, el nombre de Ismael el Mayo Zambada se presume cada vez más importante. La DEA lo considera el capo más poderoso de México; sin embargo, pese a esa notoriedad, su paradero se mantiene oculto.
En el mundo del hampa, mismo del que ha sobrevivido, uno de los indicios de sus actividades son sus sicarios, quienes se aparecen continuamente a través de videos en redes sociales.
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El legendario Rafael Caro Quintero, quien pasó 28 años en prisión, ha vuelto a tomar las armas.
Este capo ha aprovechado la caída de Joaquín el Chapo Guzmán, para disputarle el territorio al mismísimo Cártel de Sinaloa. Sus primeros pasos los ha hecho sentir en Sonora, donde mantiene una disputa acalorada con los Chapitos y su brazo armado Los Salazar.
Caro Quintero procede de una época criminal donde los cárteles mexicanos establecieron nexos con grandes organizaciones suramericanas, principalmente colombianas.
Según su historia, el cultivo de marihuana lo condujo al hampa de México y al ex policía Miguel Ángel Félix Gallardo, el Jefe de Jefes, quien le abrió la puerta al mundo de los narcos.
El también fundador del Cártel de Guadalajara, fue acusado de torturar y asesinar al agente infiltrado de la DEA, Enrique Kiki Camarena en 1985. Desde entonces, se desató una de las mayores operaciones de venganza de la Agencia Antidrogas estadounidense.
Joaquín el Chapo Guzmán, despiadado líder del Cártel de Sinaloa, pasará el resto de su vida aislado en una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos.
En julio de 2019, el juez Brian Cogan le impuso una cadena perpetua más 30 años de prisión por violencia con armas, blanqueo de dinero y narcotráfico.
Durante más de 30 años, Guzmán Loera movió los hilos del Cártel de Sinaloa. Fue arrestado tres veces y dos de ellas escapó. La última ocurrió en 2016. Su fortuna, se presume, ronda entre los USD 12,666 millones. Este cálculo corresponde a las cantidades de droga enviadas a EEUU.
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A Miguel Ángel Félix Gallardo se le consideró en la década de los ochenta como el Jefe de jefes. El haber fundado el Cártel de Guadalajara —el primero de gran alcance en México—, lo llevó a formar parte de la historia criminal del país.
Hace más de 30 años, Félix Gallardo tuvo bajo su mando a narcotraficantes como Joaquín el Chapo Guzmán Loera, Amado Carrillo Fuentes el Señor de los Cielos; Héctor Luis el Güero Palma Salazar, y los hermanos Arellano Félix.
Sin embargo, la vida de aquel barón de la droga, está muy lejos de lo que es hoy. Detenido en 1989, desde entonces purga una condena de 40 años por homicidio, delitos contra la salud y cohecho. Apenas en 2017 le fueron dictados 37 años por el asesinato, en 1985, del ex agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar y el piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar.
A sus 76 años está casi ciego, sordo, discapacitado y la negativa de las autoridades de permitirle cumplir en resto de su condena en prisión domiciliaria le garantiza que dejará la cárcel cuando cumpla 110 años de edad.
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El 20 de julio de 2016 un hombre de entonces 86 años fue trasladado en una ambulancia desde el penal de Puente Grande (Jalisco) hasta el Aeropuerto Internacional de Guadalajara. La imagen contrastaba con la del hombre que 30 años antes había sido detenido y que en la rejilla de prácticas tenía el sentido del humor suficiente para hacer con los dedos la señal de amor y paz.
Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, nació en Badiraguato, Sinaloa, el 1 de agosto de 1930. Es tío de los narcotraficantes Amado Carrillo Fuentes el Señor de los Cielos y Vicente Carrillo Fuentes el Viceroy. Junto con Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero fundó el Cártel de Guadalajara en la década de los ochenta.
Don Neto habría aportado a la organización criminal su experiencia para traficar drogas, además de ayudarlos a aterrizar las ideas.
El 7 de abril de 1985, el narcotraficante y sus cuerpos de seguridad fueron ubicados por el Ejército en Puerto Vallarta, donde fue rodeado y detenido.Fonseca Carrillo junto con Caro Quintero fue sentenciado a 40 años de prisión por el asesinato y secuestro de Camarena y de Alfredo Zavala Avelar.
Después de permanecer 30 años en prisión, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le otorgó el beneficio de que cumpliera el resto de su condena en prisión domiciliaria. Actualmente vive en un domicilio ubicado en un residencial de lujo en Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México.
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