AFP
India superó hoy los 20 millones de personas contagiadas con covid-19, en medio de una situación sanitaria que sigue siendo preocupante con un sistema de salud asfixiado y con varias restricciones a nivel internacional que buscan prevenir las infecciones que se puedan producir desde esa nación.
El país asiático registró más de 350 mil casos nuevos en un día, un poco menos que el récord de 402 mil de la semana pasada.
“Hay una señal muy precoz de movimiento en la dirección correcta”, dijo ayer Lav Aggarwal, un alto funcionario del ministerio de Sanidad indio.
India, que sufre un brote de una nueva variante del coronavirus, suma más de 222 mil muertes, una situación dramática atribuida a los encuentros religiosos y políticos y a la inacción del gobierno del nacionalista Narendra Modi.
Los hospitales están colapsados y faltan oxígeno, medicinas y camas, a pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional de los últimos días para apoyar la lucha contra el virus, que ya dejó más de 3.2 millones de muertos en el mundo.
“Trabajamos muy duro, pero no podemos salvar a todos”, dijo Swadha Prasad, de 17 años, quien se desempeña como voluntario en Nueva Delhi verificando suministros y recibiendo llamadas en busca de ayuda.
En Australia aumenta la hostilidad contra el gobierno, que prohibió las llegadas desde India, incluso para sus nacionales, dejando a miles de ellos varados.
If our Government cared for the safety of Aussies they would allow us to get home. It’s a disgrace!! Blood on your hands PM. How dare you treat us like this. How about you sort out quarantine system. I had government permission to work on the IPL but I now have government neglect — Michael Slater (@mj_slats) May 3, 2021
“Si nuestro gobierno se preocupara por la seguridad de los australianos, nos permitiría volver a casa ¡Esto es una vergüenza!” dijo Michael Slater, un exjugador de cricket, en Twitter, quien se encuentra bloqueado en Maldivas.
Australia advirtió el sábado que las personas que vuelvan de India en vuelos con escala podrían enfrentarse a cinco años de cárcel. El primer ministro australiano, Scott Morrison, se retractó hoy de la amenaza de prisión, pero mantuvo su decisión de impedir los retornos.